Industria forestal en Sudamérica, un negocio de pocos que destruye bosques y montes nativos para hacer monocultivos de árboles

Activistas de Greenpeace Argentina y miembros de las comunidades Guazurarí y Puente Quemado II Mbya Guaraní protestan realizando una reforestación con plantones de especies nativas y exhibiendo carteles con la leyenda: “Ka'aguy Ñanemba'e – La selva es nuestra”. contra la empresa forestal chilena Arauco, que desde hace décadas avanza sobre sus territorios reemplazando la Selva Paranaense por plantaciones de pino.
Activistas de Greenpeace Argentina y miembros de las comunidades Guazurarí y Puente Quemado II Mbya Guaraní protestan realizando una reforestación con plantones de especies nativas y exhibiendo carteles con la leyenda: “Ka’aguy Ñanemba’e – La selva es nuestra”.

Gran parte del territorio sudamericano está ocupado por árboles. Esto debería ser una buena noticia pero no lo es ?. A continuación te explicamos por qué. 

Brasil, Argentina, Chile y Uruguay ostentan el título de conformar la segunda región con más plantación de árboles a nivel global (en el primer puesto está Asia.) Sin embargo, como éstas extensas áreas se utilizan para fines productivos y, en la mayoría de los casos, sólo se plantan pinos y eucaliptos, lejos estamos de gozar beneficios ambientales sino todo lo contrario.

 Plantaciones de eucaliptos y pinos: pocos beneficios y mucho costo ambiental

Hay que aclarar que aunque estamos hablando de miles de árboles, no podemos considerarlos bosques. Primero, porque no hay diversidad y, entonces, la vida silvestre no encuentra allí sustento. Segundo, porque ni siquiera estamos hablando de especies de árboles nativos sino exóticos.

Imagen de un "bosque" de pinos en Misiones, Argentina.
Así luce un “bosque” de pinos en Misiones, Argentina.

Se trata de monocultivos -como los de soja o trigo- y como tales utilizan fertilizantes y pesticidas, para que los ejemplares crezcan más rápido y con menos riesgos de plagas. Con estas prácticas, lo único que se consigue es más degradación del suelo y la destrucción de la vegetación autóctona natural.

Se da así algo similar a una la invasión de plantaciones de pinos y eucaliptos que puede poner en peligro zonas de gran biodiversidad. Esto se debe a que aceleran el estrés hídrico local y modifican los suelos mediante, por ejemplo, la salinización y la acidificación, informan desde la Universidad Politécnica Salesiana de Ecuador.

Después de años de este modelo, Sudamérica tiene 15% de los aproximadamente 131 millones de hectáreas de plantaciones de árboles del mundo, pero esto no se tradujo en un freno a la deforestación ni en avances para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero.

“Estos monocultivos no recuperan el carbono de la misma manera que los bosques naturales secundarios. Se puede eliminar un poco [de carbono], pero no fomentan la biodiversidad porque son especies exóticas”

Explica Carlos Nobre, científico del sistema terrestre en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo y destacado investigador en temas forestales en Brasil, consultado por Diálogo Chino.

En definitiva, la producción forestal no ha traído más que grandes sumas de dinero para las empresas. Y para el resto de los seres, ¿qué queda? 

Industria forestal en Sudamérica: cómo y por qué surge 

Esta actividad comenzó en el siglo XX. Fue entonces cuando Brasil, Argentina, Uruguay y Chile trajeron estas especies de árboles para hacer crecer las industrias papelera y maderera. Los gobiernos hacen su parte, dando subvenciones y creando iniciativas para promover su uso.

Madera de eucalipto certificada por FSC para papel de "Los Lagos", Puerto Montt.
Madera de eucalipto certificada por FSC para papel de “Los Lagos”, Puerto Montt.

La elección no fue al azar: El pino y el eucalipto, en sus lugares de origen, pueden tardar en crecer hasta 28 años porque son sitios más áridos o de latitudes más cercanas a los polos. En cambio, en la mayor parte de Sudamérica se demora cuatro veces menos y por eso también plantar aquí se vuelve tan atractivo”, asegura Mónica Bedoya, administradora ambiental en la Universidad Tecnológica de Pereira, en Colombia.

Hoy en día, entre los cuatro países suman alrededor de 16,8 millones de hectáreas de plantaciones forestales totales. La mayoría se concentra en Brasil (67%), luego en Chile (19%), Argentina (7,1%) y Uruguay (7,1%). El Eucalyptus globulus, de rápido crecimiento, ha proliferado en la región y en sus sectores forestales: las plantaciones de eucalipto para la producción de pasta de papel predominan en todos estos países excepto en Chile, donde predomina el pino.

En Chile en particular, las plantaciones surgieron para combatir la erosión causada por la agricultura y quema de vegetación nativa antes de 1950, apunta Mauricio Aguilera, ingeniero forestal. Después de este proceso se comenzó a plantar especialmente pino y eucalipto y se industrializó su producción.

Una plantación en la región de Aysén con árboles más antiguos.
Una plantación en la región de Aysén, Chile, con árboles más antiguos.

Las plantaciones chilenas se sitúan entre cordilleras, constituyendo una quinta parte de la cubierta forestal. “Si no fuera por estas plantaciones con especies exóticas, nosotros tendríamos muchos menos bosques originales”, asegura el ingeniero forestal chileno Edison Garcia Rivas.

Cada país tiene sus particularidades, pero lo cierto es que una vez más nuestro ambiente -tan rico y biodiverso- se continúa sacrificando para producir un insumo básico para economías centrales. 

Es que la mitad de las exportaciones forestales se enviaron a Estados Unidos (28.6%) y China (23.2%) y el resto se distribuyó entre 204 países, según datos de 2021 del Banco Mundial, en 2021.

Pagamos con nuestra agua, suelo y con la vida de los seres que dependen de nuestros ecosistemas la producción de más papel y más madera. ¿Es esto un buen negocio para Sudamérica? 

Mira la última protesta que realizaron en Misiones activistas de Greenpeace e integrantes de las comunidades mbya guaraníes Guazurarí y Puente Quemado II contra la empresa forestal chilena Arauco, que desde hace décadas avanza sobre sus territorios reemplazando la Selva Paranaense por plantaciones de pino.

Fuente: Diálogo Chino https://dialogochino.net/es/climate-energy/379847-sudamerica-planta-arboles-dos-especies/

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Author: Meri Castro

Requerimos una propuesta concreta sobre Santuarios Marinos en el Tratado de los Océanos”

Esta semana el presidente Gabriel Boric sumó su firma al Acuerdo sobre la Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad Marina más allá de las Jurisdicciones Nacionales (BBNJ, en inglés) propuesta por la ONU cuyo objetivo apunta a proteger el 30% de los Océanos, al año 2030 como meta.

Hace apenas unos días, el 14 de septiembre, Greenpeace publicó el reporte “30×30: Del Tratado Global de los Océanos a la protección en altamar” que, entre otras cosas, establece una hoja de ruta para alcanzar esa meta y reúne un análisis global sobre las amenazas a las que se enfrenta.

Algunas de ellas apuntan a la actividad pesquera. “Entre 2018 y 2022, la extracción en alta mar aumentó un 8,5% a casi 8,5 millones de horas, y en las áreas identificadas para la protección bajo el 30×30, la cifra aumentó un 22,5%. Estas tendencias muestran que la realidad en el mar va en dirección opuesta a la ambición establecida en el Tratado”, dice Estefanía González, vocera de Greenpeace.

El informe también detalla cómo el calentamiento de los océanos, la acidificación, la contaminación y la amenaza emergente de la minería de aguas profundas están ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los ecosistemas, “lo que pone de manifiesto la urgencia de la acción política para cumplir la meta del 30×30 mediante el Tratado de los Océanos”, opina Estefanía González, vocera de Greenpeace.

“Los palangres de deriva (sistema de pesca mediante anzuelos ordenados de forma industrial) representan más del 75% del total de la actividad pesquera aparente en alta mar. El palangre es un método de pesca destructivo, responsable de elevados niveles de capturas accidentales de peces”, agrega Estefanía González, vocera de Greenpeace.

Junto a Chile, firmaron 67 países más la Unión Europea, entre los que se cuentan Estados Unidos, Australia, Reino Unido, España, Francia, China, Costa Rica, México, Noruega y Fiyi, entre otros.

En su intervención durante la Asamblea de la ONU, el presidente Gabriel Boric lanzó un discurso que dirigió “a un sector minoritario de la sociedad, pero muy poderoso, que no se somete a estos debates ni a las reglas democráticas, ni a los acuerdos que multilateralmente alcanzamos, y que tiene que ver con algunas multinacionales y el capital financiero internacional que no sigue los estándares democráticos”.

“Por mucho que acá declaremos nuestras buenas intenciones, si no somos capaces de someter a estos grupos a la voluntad de la comunidad internacional expresada por los liderazgos aquí presentes, no vamos a llegar a la meta”, criticó.

Avanzar en la ratificación

A juicio de la vocera de Greenpeace, “es una muy buena noticia que Chile haya cumplido su compromiso y haya escuchado a las miles de personas que hoy apoyan la protección de los océanos a través de la firma del Tratado”. 

El siguiente paso es su ratificación, “por lo cual hacemos un llamado a todos los sectores políticos a dar el ejemplo en nuestra región, y que Chile sea el primer país de América en avanzar por cumplir con este acuerdo, el cual constituye uno de los triunfos más importantes de las últimas décadas en la protección de nuestro planeta” agrega Estefanía González, vocera de Greenpeace.

Para la organización, resulta urgente cumplir este acuerdo. “La pesca destructiva, el cambio climático, el peligro de la minería submarina continúan a un ritmo vertiginoso, y los esfuerzos de protección no van al ritmo que nuestros océanos requieren. Nuestro llamado de urgencia es para hacer real este tratado con su ratificación y con la propuesta concreta de la creación de Santuarios Marinos que logren proteger al menos el 30% de los océanos al 2030”, sentencia Estefanía González, vocera de Greenpeace.

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Author: Melissa Jure

Agujero en la capa de ozono en Argentina: todo lo que tienes que saber sobre su estado actual

La semana comenzó con muchos medios hablando sobre el agujero en la capa de ozono en Argentina. ¿Qué pasó exactamente? ¿Cuáles son las novedades que tienes que saber? Te lo contamos en esta nota. 

4 de diciembre 1995. Greenpeace instala una gigantesca réplica del agujero de ozono y hace que los delegados de la Conferencia del Protocolo de Montreal lo atraviesen para llegar al lugar, el Centro Internacional de Viena.

El agujero en la capa de ozono se posó sobre Tierra del Fuego 

La semana pasada (entre el jueves 21 y el viernes 22 para más precisión) el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) comunicó a través de su perfil en la red social X (exTwitter) que el agujero de la capa de ozono se posó sobre la provincia de Tierra del Fuego.

La prioridad fue sugerir a los y las fueguinas que tomaran precauciones -como el uso de protector solar, sombrero y anteojos adecuados- porque al no mediar la capa entre el sol y la superficie terrestre, los rayos UV llegan de forma directa lo que implica peligros reales para la salud. 

Entre los efectos dañinos que tiene la mayor exposición a los rayos UV, por ejemplo, se pueden mencionar “enrojecimiento y daños en la piel; y un mayor riesgo de padecer cáncer de piel”, señaló la experta del SMN Cindy Fernández.

Por suerte, los días en que el agujero estuvo sobre el extremo sur de Argentina coincidió con mucha nubosidad y precipitaciones, lo que ayudó a reducir las consecuencias poco deseables de los rayos UV.

Activistas de Greenpeace en una protesta en 1995 visten trajes de protección UV y gafas de sol. En sus carteles se leía “¡Detengan a los Asesinos del Ozono Ahora!”

Además de lo singular de que se haya ubicado en nuestro país, desde el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) sumaron otro dato de importancia.

Si bien todos los años se espera que el agujero de la capa de ozono se produzca sobre la Antártida en la temporada de primavera (de agosto a octubre) y que alcance su máximo entre mediados de septiembre y mediados de octubre, en esta oportunidad mostró un desarrollo más temprano (a finales de julio y principios de agosto). Además, para el 25 de agosto había alcanzado rápidamente un área de más de 16 millones de km cuadrados.

Es por todas estas particularidades que habrás notado que el tema del agujero de la capa de ozono ocupa mucho espacio estos días en los medios. Aunque no es todo, aún queda otro dato que llama la atención ?

El agujero en la capa ozono, ¿el más grande de los últimos ocho años?

Desde el Servicio Meteorológico Nacional informaron que el agujero en la capa de ozono “Si bien en los últimos años mostró evidencias de que se estaba recuperando, el de este 2023 parece ser el más grande desde 2015?. 

Greenpeace confirma este pronóstico teniendo en cuenta que hasta hoy el agujero tiene más de 24 millones de km cuadrados, lo que se acerca mucho al máximo alcanzado en 2015 que fue de 25.6 millones de km cuadrados. 

Como la temporada no concluye aún, habrá que esperar a octubre para saber con precisión si esta marca se cumple o no

Hay que decir que el crecimiento que se está dando no significa que las medidas ambientales del Protocolo de Montreal no estén funcionando, aclararon desde  el programa Copérnico de la Unión Europea. Por el contrario, si no fuera por estas (que incluyen prohibiciones de sustancias como los compuestos clorofluorocarbonados), los efectos observados en 2023 podrían ser mucho peores. 

Las causas del mayor tamaño del agujero aún no están determinadas. Desde la ciencia apuntan dos posibles causas. Por un lado, lo atribuyen a la erupción del volcán submarino Hunga Tonga en enero de 2022 y a las millones de toneladas de vapor de agua que esto envió a la atmósfera, lo que pudo haber contribuido a la rápida disminución de ozono que se observó en agosto.

Otra explicación posible es la propuesta por el Departamento de Ambiente del Reino Unido, que explica que el calentamiento global causa bajas temperaturas en la estratósfera, lo que desencadena en menores niveles de ozono, especialmente en zonas polares.

Como sea, se trata de algo puntual y luego se volverá a las proyecciones de las Naciones Unidas, que son alentadoras. El organismo considera que de mantenerse las políticas actuales, la capa de ozono podría recuperar los valores de 1980 (antes de la aparición del agujero) cerca del año 2040 en el mundo en general, en el Ártico para 2045 y en la Antártida para 2066.

Ahora sí, ya estás informado de las últimas novedades sobre el agujero en la capa de ozono ?

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Author: Meri Castro

Materiales de construcción sostenibles: el debate que la arquitectura tiene pendiente

El boom de la construcción no para. Cada semana se edifica un área del mismo tamaño de París. Tratándose de un sector tan pujante, ¿no es tiempo de hablar de su responsabilidad en el cambio climático? ¿y en cómo debería adaptarse para ser sostenible?

Hay que decirlo: esta actividad es de las que más contaminantes, porque genera un escalofriante 37% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Esto es así porque es una industria que utiliza cemento, acero y aluminio, materiales que por sí mismos conllevan una importante huella de carbono.

Te compartimos algunos datos para entender por qué es tiempo de crear y elegir otras maneras de edificar.

Materiales de construcción y cambio climático, una relación tóxica

Sabemos que para frenar el calentamiento global debemos cambiar la forma en que llevamos adelante nuestras actividades como sociedad. En este sentido, sólo haciendo que la sostenibilidad sea una cualidad transversal a todas las áreas lograremos un futuro justo y verde para todos los seres del planeta.

La construcción no puede quedar fuera de esta meta. Es tiempo de repensar la forma en que levantamos los lugares que habitamos para que la presión sobre la naturaleza sea mínima, para contaminar menos y también, para vivir mejor.

De eso se trata el reciente informe, “Materiales de construcción y el clima: Construyendo un nuevo futuro“, elaborado por el PNUMA y el Centro Yale para Ecosistemas + Arquitectura (Yale CEA). 

Los especialistas plantean que ya no basta con la visión clásica que busca moderar las emisiones derivadas de la calefacción, la refrigeración y la iluminación de los edificios. Hay que anticiparse a eso e ir al momento en que se decide con qué y cómo se construirá.

Es por esto que es urgente generar soluciones innovadoras para que el diseño, producción y utilización de materiales, como el cemento, el acero y el aluminio, sean lo menos contaminantes posibles.

Para lograr descarbonizar los materiales de construcción hay tres estrategias generales que deben aplicarse conjuntamente:

  • Evitar la extracción y producción innecesarias.
  • Cambiar a materiales de construcción renovables.
  • Mejorar la descarbonización de los materiales de construcción convencionales.

El documento propone otras formas para hacer más sostenible al sector como integrar madera, el bambú y la generación de energía por biomasa, lo que ayudaría a evitar 40% de los emisiones para 2040. O bien hacer foco en los desechos aplicando una visión de economía circular que permita evitar su generación. 

Repensar la forma de construir: la bioarquitectura, otra forma posible

Para alimentar la imaginación y entender que hay maneras distintas de erigir ciudades, traemos el ejemplo de la bioarquitectura que nos demuestra que construir puede ir más allá del lucro y volver a su esencia: crear espacios saludables y disfrutables poniendo a las personas en el centro

Esta variante de la arquitectura se enfoca en utilizar nuevas alternativas, innovar o recuperar tecnologías ancestrales para superar los problemas de agresión y daño ambiental creados por los modos actuales de diseño y construcción.

Quienes adhieren a la bioarquitectura buscan diseñar, construir y mantener hábitats sustentables y sostenibles. Desde esta visión, edificio, habitantes-usuarios y ambiente constituyen una unidad indivisible que debe ser atendida mediante la utilización de sistemas constructivos coherentes con los adelantos y el confort actuales, pero sin perder de vista que el objetivo final: la salud y el bienestar integral de quienes harán uso de esas construcciones, considerando incluso la vida de las generaciones venideras y el futuro de su ambiente.

En definitiva, se trata de recordar que los lugares donde transcurre nuestra vida deben ser  saludables, disfrutables y adecuados para albergar todas nuestras actividades. Para eso, no sólo sustituyen los materiales tóxicos o peligrosos por otros naturales y no contaminantes, sino además para alcanzar la mayor eficiencia energética posible y el mayor ahorro de materias primas, con sus consecuentes beneficios económicos y ecológicos.

Debemos poner estos temas en debate hoy más que nunca. Porque de cara a un futuro que tendrá clima extremo, seguir construyendo nidos de cemento en ciudades cada vez más grandes y sin naturaleza no es saludable para las personas ni para el planeta.

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Author: Meri Castro

Cuando las instituciones desestiman a la ciudadanía

Hace algunos días se informó acerca de la decisión del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de declarar inadmisibles las 104.588 Solicitudes de Invalidación que, a partir de una acción organizada por Greenpeace, la sociedad civil presentó en contra del proyecto minero Dominga, en una movilización sin precedentes dentro de la historia de nuestra legislación ambiental.

Luego del rechazo del Comité de Ministros a la construcción de Dominga, estas solicitudes perdieron el objeto que les dio su origen por lo que haberles dado curso carece de todo sentido. Por ello, como organización, compartimos la decisión del SEA de declarar su inadmisibilidad y celebramos el cierre de Dominga.

Sin embargo, rechazamos los argumentos entregados por la autoridad que insisten en desestimar estas legítimas reclamaciones. El SEA justificó su decisión en un tecnicismo burocrático, asegurando que “la carga en el expediente de invalidación (…) implicarán una clara infracción a los principios de eficiencia y eficacia”. La participación de las cientos de miles de personas que presentaron sus solicitudes ante el SEA no se pueden desconocer -como pretende esta resolución- al ser un hito histórico, posible gracias al uso de las herramientas legales con las que cuenta nuestro sistema de evaluación ambiental. Y a las que, en el futuro, se les debe dar curso en procesos que se encuentren activos.

Los principios que rigen la actividad de la administración no se pueden usar a conveniencia del trámite burocrático y en desmedro de los ciudadanos, y menos para invalidar las herramientas jurídicas a las que tiene acceso la sociedad civil.

Nos parece pertinente, además, aclarar que dichos documentos cumplieron con todos los requisitos en forma y fondo que la Ley N° 19.880 exige para la identificación del solicitante, además de ir cada uno de ellos respaldados mediante firma digital.

Que las causas sean masivas no hace más que reafirmar que se llevan adelante por personas con intereses y argumentos válidos que las respaldan. Nuestros Tribunales conocen ejemplos de tramitación masiva y este tipo de argumentos, más que denunciar conductas de autómatas colapsando sistemas, como se deja entrever, evidencian problemas estructurales en la organización judicial que a la postre afectan a toda la sociedad. Frente a eso planteamos la pregunta: ¿Por qué el SEA desestima a los ciudadanos y a las comunidades locales? ¿No es eficiente lidiar con 104.588 solicitudes, pero sí lo es dejar avanzar proyectos marcados por la corrupción y con propuestas insuficientes en el cuidado del medio ambiente?

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Author: Melissa Jure

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