Evalúan recambio masivo de estufas a leña
La receta es simple: estufas podrán ser entregadas en parte de pago para adquirir una nueva que, bien utilizada, contaminaría cinco veces menos. La idea es aplicar el plan en comunas específicas.
Dos posturas para un mismo tema. Mientras tres intendentes de Santiago han intentado prohibir las supuestamente ecológicas estufas a leña -la mayoría compradas por familias ABC1- las empresas y Conama trabajan en un camino distinto: por un lado, regulación más estricta para fabricantes, y por otro, un masivo recambio tecnológico.
Lo anterior cierra la puerta a la prohibición total que pretende la Intendencia y da un respiro a un mercado que, en Santiago, entre mayo y septiembre de cada año, produce al menos 693 toneladas de humo (PM10), cifra incluso superior a lo que lanzan anualmente autos (516 toneladas) y buses (316), y apenas 70 menos que lo que contaminan los camiones a diésel.
Si bien los principales fabricantes como Bosca, Amesti y Pucón argumentan que, en condiciones ideales de operación, sus últimos modelos emiten entre uno y dos gramos de esmog por hora -mucho menos que la norma de 7,5 gramos que se trabajó en el año 2000- el gran tema es qué hacer con las más de 60 mil estufas que hoy funcionan en hogares capitalinos, la mayoría adquiridas entre 2002 y 2006.
En lugar de evaluar la prohibición, el director regional de Conama, Alejandro Smythe, indica que “estamos trabajando en una norma que signifique un nivel de exigencia mayor y en un sistema de compensaciones para dar con un tope de emisiones que estimule la renovación de equipos antiguos”.
Así lo confirma el gerente general de Bosca, Luis Alberto Echeñique. “Lo primero es que haya un marco regulatorio que establezca que sólo se puedan vender equipos de alto nivel tecnológico que aseguren un bajo nivel de emisiones. En segundo lugar, establecer un sistema de compensación de emisiones que obligue a los fabricantes e importadores a que, para vender un equipo de nueva tecnología, necesariamente deben retirar equipos con mayores niveles de emisiones”, dice.
¿Cómo operaría la fórmula? Ricardo Katz, asesor ambiental de Amesti, lo explica: “Una persona va a una tienda a comprar, ésta le retira el equipo antiguo con la garantía de que será destruido. Luego la persona recibe un vale, y con él se adquiere un equipo nuevo y certificado a menor precio”.
En Amesti estiman que la fórmula pueda ser aplicada en 2009 ó 2010 en Colina, Vitacura y Las Condes, que concentran un 43% de las estufas.
Quedan dos dudas en el aire: la mejor tecnología, dice Katz, de poco sirve si los usuarios queman leña húmeda o no certificada, y en Conama reconocen que es imposible una fiscalización. En cambio proponen una campaña educativa y un cambio cultural.
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