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Cachalote con 22 kilos de plástico en el estómago

Resultado de imagen para cryptidHallado en el noreste de Cerdeña (Italia), los expertos creen que el cetáceo, una hembra embarazada de una cría muerta hacía tiempo, podría haber perdido la vida por la ingesta de plásticos. Un nuevo caso que pone de manifiesto el peligro de los plásticos de un solo uso y la necesidad de regularlos legalmente en todo el mundo.

La aparición de ballenas muertas en la costa no es un hecho aislado. En ocasiones, estos animales suelen desviarse de sus rutas naturales como consecuencia de la interferencia de actividades humanas. Por ejemplo, las prospecciones petroleras o los sonares pueden afectar a sus sistema de ecolocalización (la capacidad que tienen estos cetáceos para orientarse a través del eco que producen sus sonidos), provocando que se desorienten y acaben varadas en playas que se convierten en su trampa mortal. En otras ocasiones, sin embargo, su varamiento puede producirse por causas naturales, como pueden ser fenómenos meteorológicos extremos, como se especula que les pudo pasar a las más de 70 ballenas encontradas muertas recientemente en una playa australiana.

Debido a la progresiva contaminación de los océanos, podríamos añadir todavía otra causa más de muerte habitual: la provocada por la ingesta de plásticos. Esa es la hipótesis principal que podría explicar el hallazgo de un cachalote (Physeter macrocephalus) de unos ocho metros de longitud, encontrado muerto el pasado día 28 de marzo cerca de un complejo turístico en Porto Cervo, en la costa septentrional de Cerdeña.

La autopsia practicada por veterinarios del Istituto Zooprofilattico di Sassari y del CERT Dipartimento Biomedica Comparata e Alimentazione de la Università di Padova, desveló que el animal acumulaba 22 kilos de residuos en su estómago, principalmente plásticos. Los científicos todavía están a la espera de los resultados toxicológicos, por lo que hasta la fecha no han podido determinar con exactitud el fallecimiento del espécimen – una hembra embarazada que también había perdido a su cría-. Sin embargo, apuntan a la ingesta de plástico como causa probable de su fatal destino.

Fuente: National Geographic España

Población de ballenas jorobadas se duplica en aguas antárticas chilenas

De acuerdo con estimaciones realizadas por científicos del Inach y la Universidad de Valparaíso, las poblaciones observadas de esta especie de cetáceo aumentaron de aproximadamente 700 ejemplares en 2005 a 1.800 en la última expedición en 2007.

 

 

Se encuentra en casi todos los océanos del mundo, exceptuando la zona del Artico. Por eso los científicos afirman que es la más “cosmopolita” de las especies de ballenas. Se trata de la acrobática jorobada, cuya presencia y distribución migratoria en aguas antárticas ha sido registrada desde 1925. Hoy es estudiada en todo el planeta y, en especial, en el hemisferio sur donde más abunda.

Más de 40 años de protección mundial y prohibición de captura comercial parecen haber tenido un efecto positivo en su población, ya que a nivel global muestra signos de recuperación. Aunque esta especie todavía está lejos, advierten los científicos, de alcanzar las casi 100.000 ejemplares que habitaban los océanos del planeta antes de la explotación ballenera. 

ABUNDANTE ALIMENTO
Ese aumento de jorobadas fue advertido por científicos del Instituto Antártico Chileno (Inach) y la Universidad de Valparaíso, al comparar los avistamiento realizados específicamente en una de las zonas de alimentación más atractivas para esta especie: la Antártica. Específicamente en las aguas que comprenden la península Antártica y las Islas Shetland del Sur.

Anelio Aguayo, experto en Cetáceos del Inach y panelista en el IV Simposio Latinoamericano sobre Investigaciones Antárticas -que finaliza hoy en Valparaíso-, explica que en las primeras expediciones realizadas en el período 1994-1995 se efectuaban en promedio avistamientos de tres ejemplares. En 2007, en cambio, esa cifra de observaciones se había duplicado pues se veían a diario entre 5 y 6 ejemplares durantes las travesías.

Esto indica, a juicio del científico, que a esta zona de la Antártica    -que atrae a las jorobadas por la gran cantidad de alimento que existe-, están llegando poblaciones cada vez más grandes de esta especie. Lo que está en sintonía con una tendencia mundial observada por científicos: “Se han detectado aumento en las poblaciones de la costa occidental y oriental de Australia, Africa del sur, Nueva Zelandia y ahora en América del Sur”, asegura Aguayo.

JOROBADAS EN ALZA
El equipo dirigido por Aguayo estima que en 2005 sólo en la zona estudiada llegaban a alimentarse entre 700 y 1.000 ejemplares. En 2007, en cambio, fácilmente la población sobrepasaba los 1.800 individuos. “Hemos visto además una gran cantidad de ballenas con crías, lo que muestra la buena salud que tiene hoy la población de jorobadas”, dice el científico. La Comisión Ballenera Internacional calcula quen en el mundo la población de jorobadas fluctúa entre los 7.100 y 41.800 ejemplares.

La población de jorobadas que llega a la Antártica no es la misma que se alimenta en el Estrecho de Magallanes o el golfo de Corcovado (Chiloé). Dichas zonas y la península Antártica conforman los hábitat conocidos en Chile que utiliza esta especie para alimentarse.

Precisamente, indican los cientìficos, en estas áreas abundan pequeños crustáceos como el krill o cardúmenes de pequeños peces que constituyen el alimento de esta especie.

CONDUCTA CETÁCEA
De los 780 avistamientos reunidos por la bióloga Daniela Cortez para obtener su tesis de grado en la Universidad de Valparaíso, 120 correspondían a  madres que se encontraban acompañadas por sus crías.

“La alta biodiversidad presente en estas áreas de alimentación le permiten a las madres destetar a sus crías y enseñarles, al mismo tiempo, las técnicas necesarias para obtener alimento”, indica Anelio Aguayo.

El 73% de las observaciones correpondía a una madre con su cría y el 26% de la ballena su cría y un “escolta”. 

Generalmente las ballenas jorobadas navegan “acompañadas”, por eso no es de extrañar que de las 599 observaciones de ballenas sin crías realizadas, el 55% de ellas corresponde a grupos de dos y el 31% de ejemplares solitarios.

El peso medio de un ejemplar de ballena jorobada es de casi 40 toneladas y los ejemplares adultos miden entre 15 y 17 metros.
Un rasgo distintivo de los machos es que son capaces de emitir complejas “canciones”, que duran entre 10 y 20 minutos y que se pueden repetir a lo largo de horas.