Consejo de Defensa de la Patagonia recordó al líder del clan económico que controla Colbún, a mantener un compromiso asumido en 2003 de proteger el bosque nativo en sus terrenos.
220 misivas de 34 países piden a frenar la construcción de las megarepresas
“Le pedimos que reconozca el creciente compromiso para los consumidores internacionales de producción responsable y que mantenga su promesa como Grupo Matte de proteger los extraordinarios y únicos bosques nativos de Chile y no destruirlos. Grupo Matte por favor retírese del proyecto HidroAysén e inviertan en las energías renovables de bajo impacto lo mejor para Chile y el planetaâ€, dice Donna Jo Loeper desde Georgia, Estados Unidos.
Esta y unas 219 cartas más fueron entregadas ayer por el Consejo de Defensa de la Patagonia (CDP) al líder del Grupo Matte (CMPC-Colbún), Eleodoro Matte, en el edificio corporativo de Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), ubicado en Agustinas 1343, donde se solicitó al clan económico que desista de la construcción del proyecto hidroeléctrico HidroAysén en la Patagonia chilena.
“Son cartas que le dicen que el proyecto dejaría una huella imborrable en el patrimonio ambiental chileno, del cual la familia Matte sería cómplice de este daño histórico. No olvidemos que ellos como CMPC firmaron un acuerdo el año 2003, conocido como el acuerdo de Home Depot, donde se comprometían a que sus proyectos no iban a cortar ni eliminar bosque nativo y al contrario, lo iban a proteger. Aquí se estarían talando miles de hectáreas de bosque nativo, destruyendo importantes ecosistemas y por lo tanto le estamos pidiendo que cumpla su palabraâ€, dijo Patricio Rodrigo, secretario ejecutivo del CDP, quien llegó hasta el edificio ubicado en Agustinas 1343, junto a Bernardo Reyes, representante de International Rivers, grupo asociado al CDP.
Rodrigo explicó que las misivas están pidiendo que Matte “tenga el coraje de frenar el proyecto y lidere otros que no generen este tipo de gigantescos impactosâ€.
Organizaciones y personas de 34 países se sumaron a la protección de los ecosistemas sub-antárticos y en especial a los ríos prístinos de la zona, considerados hoy por hoy un patrimonio ecológico de la humanidad.
Resolución de la DGA denegó permisos solicitados por la empresa el año pasado y que son vitales para la construcción de las cinco centrales hidroeléctricas que abarca el proyecto.
Según fue dado a conocer este martes, la Dirección General de Aguas (DGA) denegó a HidroAysén la solicitud de derechos de aprovechamiento de aguas en los ríos Pascua y Baker, con el fin de construir cinco megacentrales hidroeléctricas.
En agosto del año pasado, luego de anunciar la reducción de las áreas de inundación de 9.300 a 5.910 hectáreas, la sociedad de Endesa y Colbún solicitó nuevos derechos a la Dirección General de Aguas (DGA).
En su respuesta, del 29 de octubre de este año, la DGA indica que “los referidos derechos ya existentes son incompatibles con la constitución del derecho solicitado”. Ello debido a que los puntos de captación y restitución solicitados por HidroAysén “se encuentran dentro del área de inundación de los derechos constituidos en el año 90” por la dueña original de estos derechos, Endesa, que los puso a disposición de Hidroaysén, sociedad que mantiene con Colbún para las cuestionadas represas.
Esta nueva resolución contra el proyecto de las eléctricas Endesa Chile y Colbún se suma a las observaciones negativas recibidas de 32 servicios públicos a su Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y a las “precisiones adicionales” que pidió el gobierno al mismo EIA.
Sobre la decisión de la Dirección General de Aguas conocida hoy, el abogado del Consejo de Defensa de la Patagonia, Marcelo Castillo, señaló que “estamos muy contentos que la DGA haya acogido uno de nuestros argumentos en contra de estas solicitudes porque el no otorgamiento de los derechos de agua significa un reconocimiento a las serias inconsistencias del Proyecto Hidroeléctrico de Aysén al no coincidir los derechos de aguas solicitados con el Estudio de Impacto Ambiental presentado”.
El proyecto denominado HidroAysén nació en el 2006 impulsado por Endesa Chile y la generadora chilena Colbún. Endesa Chile es el brazo generador del grupo Enersis, que es la matriz de inversión en Latinoamérica de Endesa España y posee además generadoras en Argentina, Brasil, Colombia y Perú.
Son cinco las centrales que HidroAysén pretende construir en los cauces de los caudalosos ríos Pascua y Baker, tres en el primero y otras dos represas en el segundo. El complejo de generación de energía eléctrica tendría una potencia total de 2.750 MW y una inversión total de 3.200 millones de dólares.
Luego de varias extensiones de plazo, Colbún presentó la segunda Adenda respondiendo a las observaciones negativas realizadas por los servicios públicos y ciudadanía en general. Es un documento muy largo y que a simple vista sorprende por su extensión. Al terminar de leer el documento sorprende también que queden aún muchísimas dudas, las cuales se han planteado desde hace más de un año y que la empresa aún no responde o simplemente evade. Es más hay 3 preguntas que no se responden y 16 que se repiten (lo que le da más extensión al documento). Además se filtran las observaciones ciudadanas.
Luego de esta Adenda quedan muchas observaciones entre las cuales se puede resaltar que Colbún reconoce que habrá un efecto en el caudal del río bajo la represa, sobretodo en el primer año de construcción, lo que afectará toda la cuenca hasta Valdivia. Nuevamente la empresa se niega a presentar un plan de abandono luego que la represa cumpla su vida útil o simplemente deje de funcionar. Aún no se soluciona el tema del paso de peces absorbidos por turbinas, túneles, y no habrá obras civiles que aseguren el normal flujo de peces aguas arriba y abajo de la represa. Existen además dudas con el caudal ecológico bajo la represa y los derechos de agua. Por último se reconoce que el proyecto afectará el trabajo de los nalqueros que trabajan en el río y las acciones de mitigación y compensación son insuficientes y vergonzosas, entre muchas otras observaciones que aún se pueden realizar.
Existen muchas dudas más pero sobretodo preocupan tres temas: a) El cálculo de los caudales máximos y mínimos se hizo en base a un registro histórico de sólo 46 años lo que es absolutamente insuficiente. Los últimos estudios sobre caudales demuestran que se debe tener un registro mucho mayor para poder predecir las futuras sequías o tiempos de crecidas. Además producto del cambio climático cada vez los eventos secos y de crecidas serán más extremos. Para peor, el modelo que se construyó para ver hasta donde llega la cola del embalse se hizo con registros desde 1985 en adelante. a) En el caso hipotético que los modelos hechos por COLBÚN fueran correctos, en tiempos de crecida el lago Riñihue aumentaría 20 cm su nivel respecto a la situación sin proyecto y lo que es más grave 18 días al año durante el verano, el embalse se juntaría con el Lago Riñihue controlando el nivel de este. De esta forma el área de influencia directa del proyecto sería muchísimo más extensa en superficie que la que incluye el EIA presentado por Colbún. Esta es una situación que la empresa venía negando desde abril del 2007 y que hoy es reconocida por los propios datos que presenta Colbún en la Adenda; c) Se le pidió a la empresa que realizara un nuevo estudio sobre el impacto en el Turismo y que se tomara en cuenta la real potencialidad del río. Este requerimiento fue evadido y para peor se mintió señalando que hubo reuniones con Pueblito Expediciones principal operador turístico del río, las cuales nunca se llevaron a cabo.
Los opositores al proyecto venimos anunciando hace más de un año que el proyecto de embalse en el Río San Pedro tendría un efecto en el nivel del Lago Riñihue. Esto fue desmentido constantemente por la empresa y en esta última Adenda quedó a la luz pública. En este contexto queda la pregunta: Si Colbún mintió en las observaciones sobre el impacto en el turismo, con que seriedad se pueden acoger las otras respuestas en diversos temas mucho más complejos?
Si a esto se le suma la tala ilegal de bosque nativo realizada por Colbún en las orillas del Río San Pedro (infracción actualmente en fiscalía de Los Lagos) y las presiones a autoridades políticas y ciudadanas en Panguipulli, Los Lagos y Valdivia, no queda más que pedirle a los servicios públicos que sigan firmes realizando sus observaciones al proyecto, y a nuestras autoridades ambientales que rechacen un proyecto que desde sus inicios es malo.
Como ciudadanos de la Región de Los Ríos debemos exigir a nuestras autoridades regionales que no aprueben ningún proyecto hidroeléctrico antes que no se realice un Plan de Ordenamiento de las Cuencas de la Región. Luego de eso se sabrá en que río se pueden hacer proyectos hidroeléctricos y en cuales se priorizarán otros potenciales como el turístico o la protección de la naturaleza. Necesitamos energía, de eso no cabe duda, pero debemos ser responsables con nuestro futuro y planearlo de forma ordenada y no descontrolada o a corto plazo como lo están realizando nuestras autoridades actualmente.
Proyecto hidroeléctrico de Colbún inundará valiosa zona arqueológica y relocalizará a 43 familias
Una decena de edificaciones arqueológicas pehuenches de hace 7 siglos están en riesgo. Colbún quiere construir en Huequecura una hidroeléctrica, lo que no sólo significa inundar la zona y estas kueles, sino trasladar a 43 familias, 9 de las cuales llegaron allí por otra represa: Pangue.
Tom Dillehay, el arqueólogo norteamericano mundialmente conocido por haber descubierto -junto a su equipo de la Universidad Austral- el asentamiento humano más antiguo de América, en Monte Verde, anda por estos días investigando los kueles, verdaderas pirámides mapuches descubiertas hasta ahora principalmente en la zona de Lumaco y Purén. Dillehay identificó allí docenas de estos túmulos de uso funerario que superan en algunos casos los 40 metros de altura y que serían una minimalización de los volcanes cordilleranos.
A principios de marzo, Dillehay visitó los que serían los primeros kueles de gran tamaño al norte del Biobío: uno en Coyanco cerca de Los Ãngeles, en el sector llamado precisamente Kuel, y otro en la zona de Los Notros, de Santa Bárbara hacia la cordillera, justo donde el río Huequecura se junta con el Biobío.
Es allí precisamente donde la empresa Colbún tiene intenciones de construir una represa hidroeléctrica llamada Angostura, de 305 MW, que implicaría inundar la zona adyacente al kuel, donde habrían importantes restos arqueológicos y una antigua cancha de nguillatún. No es todo. Allí también vive un grupo de familias pehuenches, cuyas tierras debieran estar protegidas por ley.
Sin embargo, están siendo abordados regularmente, desde hace casi un año, para decirles que tendrán que relocalizarse sí o sí por la construcción de una represa. Se trata de 43 familias, entre ellas nueve que llegaron a la zona tras ser sacadas de sus tierras -a mediados de los ’90- por la construcción de otra central: Pangue.
“Están diciendo que nos van a sacar de nuevo. No sabemos como va a ser. Según ellos se va a hacer la represa y que ya está aprobada” cuenta Juana Méndez Curriao, miembro de una de las familias pehuenches que fueron trasladadas prácticamente sin compensación y cuando recién tomaba fuerza la campaña del Biobío, que después convulsionó al país por la relocalización de cientos de pehuenches para construir el embalse de Ralco.
Pese a que en ese entonces el Estado se comprometió ante la OEA a no realizar más proyectos en la zona, la realidad dice otra cosa. Endesa, empresa dueña de Pangue y Ralco no lo ha hecho. Pero sí lo está haciendo Colbún, su flamante socio en el controvertido proyecto Hydroaysén en la Patagonia.
¿KUEL PEHUENCHE?
En el sector de la confluencia del Biobío con el Huequecura, muchos saben del valor religiosos e histórico del cerrito puntudo que mira en todas direcciones.
En ese sitio habrían sepultados un importante número de habitantes. La historia oral cuenta que los cerritos que se ven arriba de la loma se habrían hecho a mano y que fue rellenado por muchas manos pehuenches con significados políticos y funerarios y construidos alrededor de los siglos XIII y XIV, poco antes de la llegada de los españoles.
José Purrán, que habitan allí hace años, recuerda incluso haber participado en nguillatunes en la cancha ubicada en una planicie del sector. Un dato que le entregó al arqueólogo norteamericano en su reciente visita, donde observó desde abajo el montículo puntiagudo que hoy se conoce como El Calvario y reconoció en la planicie inferior -que sería inundada si se implementara la central- una parte vital del complejo del kuel: “Me imagino que toda esta terraza, la planicie, tiene sitios domésticos que están asociados con el cerro sagrado. Ese es el patrón que hemos encontrado en muchos lugares”, dijo el arqueólogo para quien, “es muy importante conservar los kueles, porque son parte del patrimonio del Estado, de la etnicidad mapuche. Puede cambiar la identidad histórica cultural de los mapuche”, agregó.
Lo mismo piensa Osvaldo Cáceres, del consejo consultivo del Consejo Nacional de la Cultura. “Hay que salvar al Huequecura de la inundación”, agregando que la zona es “un lugar de encuentro ceremonial, de límite entre mapuches y pehuenches, tierra donde renacerán las identidades de estas culturas que dan riqueza a nuestro diversificado y heterogéneo país”.
PUEBLO SE OPONE
La oposición en Santa Bárbara se debe en gran parte a que el río Huequecura es la zona de mayor desarrollo turístico. En este afluente del Biobío que lleva al sector interior de Lo Nieves y Quillaileo se ubican magníficos pozones que en el verano se usan para bañarse. En la confluencia existe además un hermoso cañón que cruza el Punte Piulo, y que tiene sentido histórico para las víctimas del ’73 que allí fueron eliminadas. Al lado del imponente cañón hay un antiguo puente colgante ferroviario, O sea, la zona toda, tiene claramente un gran potencial turístico que recién se comienza a desarrollar y que se esboza como parte del plan estratégico de la comuna.
Podría verse fuertemente alterado, así como los planes de investigaciones arqueológicas del kuel y su alrededores, si se llegase a aprobar y se terminara implementando la represa Angostura.
La Evaluación de Impacto Ambiental estaría a punto de ser presentada a la Corema de Concepción. La empresa sigue avanzando a full, apostando a que su proyecto se haga. La táctica imitará la que tuvo Endesa en el Alto Biobío a mediados de los ‘90: trasladar gente antes de obtener los permisos necesarios, con el fin de debilitar el rechazo a la iniciativa. De hecho, el 24 de marzo de este año estuvieron en la notaría de Selim Parra, Bernardo Larraín Matte, ingeniero comercial y Emilio Pellegrini, ingeniero civil, ambos en representación de Colbún S.A. con el fin de adquirir en 55.300.000 pesos un predio de 12,04 hectáreas con algunos derechos de agua por los que se pagaron 2.300.000 pesos.
La parcela Resto del Lote B Dos A “Rucapequén” era de Nelson Herminio Labrín y queda en el sector de La Paz, a cerca de un kilómetro de donde se piensa en levantar un muro. Podría perfectamente ser destinada para los relocalizados, quienes ya están siendo llevados a ver terrenos.
Se trata de la localidad de Coyanco, a pocos kilómetros de Los Ãngeles. En ese lugar, el prestigioso arqueólogo estadounidenses Tom Dillehay (que descubrió, junto a la Universidad Austral, la cultura de Monteverde) investiga los “cuelesâ€, verdaderas pirámides mapuches, halladas hasta ahora también en la zona de Lumaco.
Un proyecto de la empresa hidroeléctrica Colbún podría amenazar importantes hallazgos arqueológicos en la zona del Alto Biobío, VIII Región.
Se trata de la localidad de Coyanco, a pocos kilómetros de Los Ãngeles. En ese lugar, el prestigioso arqueólogo estadounidenses Tom Dillehay (que descubrió, junto a la Universidad Austral, la cultura de Monteverde) investiga los “cuelesâ€, verdaderas pirámides mapuches, halladas hasta ahora también en la zona de Lumaco.
Otro sitio donde el científico ha localizado estas construcciones es en la zona de Los Notros, Santa Bárbara, el lugar preciso donde el río Huequecura se junta con el Biobío.
Colbún tiene intenciones de construir una represa, denominada Angostura, que debiera producir 305 megawatts. El proyecto implicaría inundar la zona adyacente al “cuelâ€, una antigua cancha de guillatún, y la relocalización de unas 43 familias, entre ellas nueve pehuenches, que ya fueron obligadas a trasladarse a mediados de los noventa, para la construcción de la represa Pangue.
Osvaldo Cáceres, miembro del Consejo Consultivo del Consejo Nacional de la Cultura, en el ámbito del patrimonio material, es enfático al declarar que “hay que salvar al Huequecura de la inundaciónâ€, agregando que la zona es “lugar de encuentro ceremonial, de límite entre mapuche y pehuenche, tierra donde renacerán las identidades de estas culturas que dan riqueza a nuestro diversificado y heterogéneo paísâ€. Cultura o energía, para algunos, un gran dilema.