El descubrimiento de grandes cantidades de microplástico en mares remotos sugiere que la polución marina se encuentra en niveles peores de lo que se pensaba.
Cuando la tripulación del barco de Greenpeace Esperanza recogió su red de un metro de la superficie del Atlántico, a 300 kilómetros al sur este de las islas Azores, su única sorpresa fue la cantidad encontrada. En la red había cerca de 700 fragmentos de plástico, minúsculos e inidentificables; 57 piezas de hilo sintético de pescar y restos de redes y cuerdas; algunos trozos de viejos maletines de plástico y una decena de pellets blancos, como granos de arroz, que son la materia prima de la industria empacadora.
Todo este microplástico había sido recogido en sólo cuatro millas náuticas (7,4 km.) “No teníamos idea de que todo este plástico flotaba cerca del barco”, dijo Adam Walters, investigador del laboratorio de Greenpeace en Exeter, Inglaterra.
Pero no fue solamente en el océano Atlántico. Por doquiera que anduviera el Esperanza el año pasado, como parte de la campaña Defendamos nuestros océanos, de Greenpeace, sucedió lo mismo. Al recoger sus redes, hubo el mismo mosaico de microplástico que flotaba en la superficie. En el Pacífico Norte gira un gigantesco mar de basura, que podría contener 100 millones de toneladas de desperdicios flotantes. El Esperanza descubrió también una cantidad inesperadamente alta de partículas en el Atlántico, alrededor de las islas Canarias y de las Azores. El basural de microplástico continuaba por el Mediterráneo, el mar Rojo, el océano Ãndico, la bahía de Bengala y frente a Malasia y Filipinas. Sólo estaba ausente en las costas más lejanas del Pacífico Sur.
David Santillo, científico jefe del laboratorio de Exeter, dice: “Pienso que es la primera vez que alguien ha mirado realmente en el océano Ãndico, en partes del Pacífico y en el Atlántico Nos está dando una primera visión de la naturaleza del problema en otras áreas. Nos muestra que el problema no se limita al Pacífico Norte. Encontramos microplástico en casi todas las partes del mundo a las que hemos ido, incluso muy en alta mar”.
El plástico conforma entre el 60 y el 80% de la basura marítima y se sabe que al menos 267 especies, incluyendo el 44% de las aves marinas y 43% de los mamíferos marinos han sido afectados. De acuerdo al programa medioambiental de Naciones Unidas, hay alrededor de 13 mil piezas de desechos plásticos en cada kilómetro cuadrado de la superficie oceánica.
Invisible
El microplástico es invisible hasta que se le mira muy de cerca. Los siempre presentes pellets blancos, por ejemplo, son transportados a través del océano en grandes cantidades, para ser refundidos y vueltos a moldear para hacer envases plásticos. Un animal puede fácilmente confundirlos con huevos de pescado.
Richard Thompson, ecólogo marino de la Universidad de Plymouth, pudo seguir la pista histórica de la acumulación de micropartículas de plástico, utilizando muestras de plancton recogidas en forma regular durante más de 40 años en algunas rutas marítimas. En los años 60 y 70, la cantidad de partículas plásticas se mantuvo bastante estática, pero creció dramáticamente en las muestras tomadas durante los ’80 y los ’90, una tendencia que refleja la producción de plástico, de cerca de 5 millones de toneladas en los años 50 a 230 millones de toneladas en la actualidad. Thompson dice que “la cantidad de pequeños fragmentos y de microplástico probablemente aumentará y ese material sobrevivirá en el medio ambiente durante cientos y hasta miles de años.
Ãtems diarios, como las bolsas y botellas de plástico, se están fragmentando y es difícil encontrar una playa que no tenga plásticos. No parece haber nada que impida que se fragmenten en las partículas microscópicas de las que estoy informando”.