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Contaminación fuera de control: hay más plástico en los ecosistemas del que se creía

Se comprobó que la cantidad anual de plástico que termina en los ecosistemas del planeta es el doble de lo que se calculaba hasta ahora, según el más reciente inventario de vertidos publicado este en septiembre en la revista científica Nature. En concreto, son más de 52 millones de toneladas anuales las que contaminan campos, ríos y mares.

En el corazón del vertedero de Dandora, Kenia.

La investigación, realizada por las universidades de Leeds (Inglaterra) y Estocolmo (Suecia), actualizó así las cifras de la contaminación plástica en el mundo que son, una vez más, una señal de alerta.

El equipo de científicos denominó “emisiones de plástico” al material que pasa de cualquier sistema de gestión -donde está bajo cierto control- al ambiente -donde está fuera de control-. De entre esas emisiones, se centró en inventariar los fragmentos mayores a 5 mm (macroplásticos) vertidos en el medio natural en más de 50.000 municipios. 

Laras Nauna sostiene una botella de Dove desechada durante una limpieza de playa con la comunidad Sahabat Laut.
Playa de Lampuuk, Regencia de Aceh Besar, Indonesia.
Activistas de Greenpeace protestan frente a la junta general de accionistas de Unilever en Tangerang, Banten, Indonesia.

Tras su trabajo, encontraron que el abandono de basura una vez embolsada es la principal fuente en el Norte global mientras que los desechos sin recoger son la causa fundamental de contaminación plástica en el Sur global. En términos generales, las mayores emisiones de plástico se dan en el Sureste y Sur Asiático y en África subsahariana.

Datos que suman para articular el Tratado Global de Plásticos

Con estos hallazgos, el informe busca colaborar en la toma de decisiones que se iniciará una vez que el Tratado Global de Plásticos concluya su etapa de negociaciones y empiece a tomar forma. En este sentido, el análisis aporta varias observaciones a tener en cuenta.

Sofía Gómez, Influencer y Apneista en Colombia. “¡Tratado Global de plásticos ahora!”

Primero, sugiere que la mejor opción para combatir el problema es “Minimizar la contaminación plástica en su origen”. Consideran que evitar el evento de emisión desde el principio debe ser una prioridad del Tratado. “Nuestro análisis indica que abordar los residuos no recolectados tendría un mayor impacto que mitigar todas las demás fuentes terrestres de macroplásticos combinadas”, se lee en el reporte. 

Activistas en Ottawa, Canadá. “Los plásticos nos están envenenando. Corten la producción ahora.”

Agregan que esta sugerencia se basa en que “una vez que los macroplásticos han ingresado al medio ambiente, su eliminación resulta técnica y económicamente desafiante y, con el tiempo, se fragmentarán en innumerables microplásticos, lo que hace que los esfuerzos de limpieza sean aún más difíciles” 

El informe también resalta que “ya contamos con una gran fuerza laboral global de recicladores informales, emprendedores que, según nuestro modelo, recolectan casi 50 millones de toneladas métricas de residuos plásticos, gran parte de los cuales de otro modo serían mal gestionados”.

Esta información refuerza la idea de que “no podremos reciclarnos fuera de la crisis de la contaminación por plástico”, tal como dijo la Directora ejecutiva de ONU-Medio Ambiente, Inger Andesen. 

Dar solución a esta contaminación requiere medidas abarcativas y ambiciosas que se sostengan en el tiempo. Llegó el momento de exigirle a gobiernos y empresas que se comprometan para lograrlo.



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Author: Meri Castro

El nuevo lobby feroz: plásticos

Imagen de la campaña # YoSinPlásticos de Greenpeace México

Por Estefanía González, subdirectora de Campañas de Greenpeace 

En agosto de 2018, la subsecretaria de Telecomunicaciones del segundo gobierno de Sebastián Piñera, Pamela Gidi, acusaba un lobby ferozde la industria debido a las decisiones del Ejecutivo previas al despliegue del 5G. En una entrevista con un medio nacional, la autoridad señaló que “cada vez que se ha querido hacer un cambio de políticas públicas en beneficio de usuarios y la competencia, las empresas han reaccionado con un gran lobby“.

Parece el cuento de nunca acabar. Cada vez que se busca legislar sobre una materia que pone a la ciudadanía y al medio ambiente en primer lugar, la industria arremete con un lobby implacable para detener o demorar la puesta en marcha de las iniciativas planteadas. 

Plásticos de un solo uso

En esta oportunidad, cambian los personajes pero la historia es la misma: el próximo 13 de agosto se cumplía el plazo estipulado hace tres años, para la entrada en vigencia de la última etapa de la Ley 21.368 -que regula la entrega de plásticos de un solo uso y botellas plásticas- y que establece la prohibición a todos los locales de expendio de alimentos de entregar productos desechables dentro de los establecimientos. Sin embargo, todo indica que esta puesta en marcha será nuevamente aplazada.

El lobby de las diferentes empresas responsables de esta contaminación, especialmente el llevado a cabo por Arcos Dorados, operador de McDonald’s en América Latina, y la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), han logrado que el aparataje público les entregue un verdadero perdonazo: el pasado miércoles 7 de agosto la Cámara de Diputados y Diputadas aprobó en Sala un proyecto de ley que modifica estos plazos y le entrega al sector 18 meses adicionales para acatar la normativa, sumando un total de 54 meses de plazo: casi 5 años.

©Cristobal Olivares / Greenpeace

La excusa de la industria (junto a los senadores que presentaron esta modificación) fue que sin la publicación del reglamento les resulta imposible cumplir con esta normativa, pero lo cierto es que este fundamento es inconsistente y se aleja de la realidad, ya que, según lo estipulado en la ley, la obligación principal del artículo 3° (prohibición de entrega para consumo dentro del establecimiento) no depende de ningún reglamento y se puede aplicar desde ya. 

Activistas de Greenpeace Colombia en la Plaza de Bolivar en Bogotá

Durante tres años hemos esperado para que se materialice el cumplimiento efectivo de la ley, siendo testigos de las graves consecuencias medioambientales del uso de plásticos en nuestros entornos, y hoy, tristemente, vemos que dos grandes poderes del Estado (el Legislativo con respaldo del Ejecutivo) se alejan del espíritu de esta ley, que busca proteger a la naturaleza, y muestran su real falta de voluntad y compromiso para asumir su responsabilidad y rol de liderazgo en la actual crisis climática, generando así un pésimo y regresivo  precedente en materia ambiental.

Blanca Lewin y otras personalidades formaron parte de la campaña de Greenpeace Exige Alternativas, para revelar cómo el plástico está invadiendo nuestras vidas  © Alfredo León Bulling / Greenpeace

Lo único que se ha logrado con la aprobación de esta dilatación es abrir la puerta para que continúen las presiones de ciertos sectores para modificar la ley. Cabe recordar que la fundación Oceana recientemente publicó un reportaje que da cuenta de los esfuerzos liderados por McDonald’s y la industria del papel en Europa, cuando en febrero de 2023 se discutía el Reglamento de Envases y Residuos de Envases, financiando estudios, creando websites, desplegando enormes campañas de desinformación y reuniéndose con una enorme cantidad de parlamentarios europeos para frenar esta nueva normativa. 

Es triste pensar que las autoridades de nuestro país están permitiendo que esta historia se repita, y que la histórica ley promulgada en 2021 -y que puso a Chile a la vanguardia de estas materias- quede seriamente amenazada y que el ‘lobby feroz’ pueda cobrar una nueva víctima: nuestra naturaleza y, con ella, nuestra forma de vivir en ella.



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Author: Prensa Chile

Sin avances en el Tratado Global de Plásticos “nos dirigimos hacia el desastre”

La cuarta sesión del Comité Internacional de Negociación por el Tratado Global de Plásticos (INC4 por sus siglas en inglés) que se realizó en Ottawa, Canadá, la semana pasada terminó en una decepción. Al momento de la decisión pesaron más los intereses de las corporaciones que de las personas y el ambiente.

El nuevo monumento representa un mundo lleno de contaminación plástica y sus impactos en la salud humana que el presidente estadounidense Joe Biden cargará sobre sus hombros si no muestra un liderazgo fuerte.
Varios centenares de ecologistas de Greenpeace crearon el 7 de mayo una imagen humana delante de la Cancillería en Berlín y expresaron su exigencia "¡Detengamos la inundación de plástico!". a la ministra federal de Medio Ambiente, Steffi Lemke (Verdes). Sobre un mar simbólico de personas flota la imagen de un mensaje de gran tamaño en una botella llena de residuos plásticos. El motivo de la acción es la segunda ronda de negociaciones del Acuerdo de las Naciones Unidas sobre el Plástico que se celebrará del 28 de mayo al 2 de junio en París. Los activistas piden a Lemke que trabaje por un acuerdo global sólido.
ecologistas de Greenpeace crearon el 7 de mayo una imagen humana delante de la Cancillería en Berlín y expresaron su exigencia “¡Detengamos la inundación de plástico!”. a la ministra federal de Medio Ambiente, Steffi Lemke.

Al respecto, Graham Forbes, Encargado de la Delegación de Greenpeace y Jefe de la Campaña de Plásticos de nuestra oficina en Estados Unidos quien asistió al evento, dijo: “Las personas están siendo dañadas por la producción de plástico todos los días, pero los estados están escuchando más de cerca a los lobbies petroquímicos que a los científicos de la salud”. 

Y continuó explicando: “Mientras el mundo está en llamas, los estados miembros están desperdiciando un tiempo y oportunidad únicos. Aunque vimos ciertos avances, éstos se hicieron sobre el resultado que ignora los recortes en la producción de plástico, alejándonos aún más de alcanzar un tratado que la ciencia requiere y la justicia exige”. 

Grandes vallas publicitarias de plástico en Londres.
Gran publicidad con a inscripción “El Reino Unido desecha 1.7 billones de piezas plásticas cada semana.”, en Westfield Square, Londres.
Activistas de Greenpeace Canadá entregaron una “Fábrica Global de Plásticos” de 20 pies a las puertas del Centro Shaw, donde se llevan a cabo las conversaciones sobre un Tratado Global sobre Plásticos. La fábrica mostraba petróleo convertido en contaminación plástica y mensajes que decían: "¡Cortan la producción de plástico ahora!". en cada lado. Para resaltar la urgencia de que los delegados tomen medidas audaces, Greenpeace escribió en lo alto de la Fábrica: "¡El mundo te está mirando!"
Activistas de Greenpeace Canadá entregaron una “Fábrica Global de Plásticos” de 20 pies a las puertas del Centro Shaw, donde se llevan a cabo las conversaciones sobre un Tratado Global sobre Plásticos.

En este sentido fue categórico: “Cualquier niño puede ver que no podemos resolver la crisis del plástico a menos que dejemos de producir tanto plástico. El mundo entero está observando, y si los países, especialmente los de la llamada “Coalición de Alta Ambición”, no actúan entre ahora y la INC5 en Busan, el tratado que probablemente obtendrán será uno que podría haber sido escrito por ExxonMobil y sus seguidores”.

El problema del plástico en datos

Los niveles de producción de plástico han explotado desde la década de 1950 y continúan aumentando. En tanto, la industria y los principales contaminadores (grandes marcas, compañías de combustibles fósiles y petroquímicas) se encargan de promover soluciones parciales que les permiten seguir con el negocio como de costumbre. Es decir, obteniendo ganancias y contaminando mientras continúan negando su responsabilidad.

El resultado es un mundo con un grave problema de contaminación por plástico en cursos de agua y ecosistemas que termina en animales y personas, poniéndolos en peligro

Como describe la periodista Laura Rocha en su newsletter Eco – Lógico:

Dos de cada tres envases plásticos que se generan se transforman en residuos.

La producción de plástico podría representar el 19% de las emisiones de gases de efecto invernadero que generan el cambio climático.

Los costos sociales y ambientales estimados por los expertos ascienden a 1500 millones de dólares al año.

Sólo con acciones que recaigan en la ciudadanía (reciclar, organizar jornadas de limpieza) o buscando soluciones milagrosas (bioplásticos o bacterias que degradan el material) no alcanza.

Giant Albatross Installation Calls for Cut in Plastic Production in Auckland. © Ben Sarten / Greenpeace
Voluntarios de Greenpeace Aotearoa instalan una toroa/albatros gigante con una envergadura de 10 metros en la icónica playa de Mission Bay en Auckland, Nueva Zelanda, para pedir al gobierno de Nueva Zelanda que tome medidas contra la contaminación plástica y se comprometa a apoyar un plástico global más fuerte. © Ben Sarten / Greenpeace

Como bien apunta Graham Forbes: “Nos dirigimos hacia el desastre y con el tiempo agotándose, necesitamos un Tratado Global sobre Plásticos que reduzca la producción de plástico y ponga fin al plástico de un solo uso. No hay tiempo que perder en enfoques que no resolverán el problema.”


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Author: Meri Castro

Sombra climática, la nueva medida ambiental que desplaza a la huella de carbono

A medida que nos adentramos en estos tiempos de crisis climática global, se imponen nuevos desafíos que llevan también a revisar las ideas, soluciones y herramientas con las que buscamos crear conciencia e incentivar a la acción.

Una sombra de un activista de Greenpeace Indonesia sostiene una pancarta que dice “Esta máquina lucha contra el cambio climático” durante la conmemoración del Día Mundial de la Bicicleta y el Día Mundial del Medio Ambiente en Yakarta.

Por bastante tiempo, las calculadoras de huella de carbono han ayudado a entender cuánto cada persona contribuía al problema del cambio climático para buscar, luego, mejorar hábitos. 

Al día de hoy, cientos de estas calculadoras están online y si contestas qué transportes usas más a menudo, qué dieta lleva y si lavas tu ropa con agua caliente o fría tendrás tu medida de sustentabilidad

Pero la realidad es más compleja de lo que la huella de carbono y las calculadoras pueden asimilar. Y las medidas que se necesitan para frenar los peores escenarios de esta crisis requieren un cambio.  

De ahí, emerge un concepto nuevo y más integrador, el de “sombra climática”. 

¿Qué es la sombra climática?

Es un concepto más holístico que el de huella porque busca trazar un panorama completo sobre la suma de todas las decisiones que toma cada persona y del impacto que tienen en el planeta. Fue acuñado por primera vez por la escritora estadounidense Emma Pattee

En un artículo que Pattee escribió en 2021, detalló: “[Tu sombra climática es] una forma que se despliega detrás tuyo. Adonde vayas, te sigue también, abarcando no sólo cuánto usas el aire acondicionado o tu coche, sino también cómo votas, cuántos hijos decidiste tener, dónde trabajas, cómo inviertes tu dinero, cuánto hablas sobre cambio climático, y si tus palabras amplifican la urgencia, la apatía o la negación”.  

Cuanto más grande sea tu sombra, más grande es tu impacto individual positivo al hacer cosas buenas por el planeta. 

Para que se entienda aún mejor, mientras que la huella de carbono puede achicarse si instalas un panel solar en el techo, al contrario de esto, tu sombra climática crecería con esta acción e incluso cuando les comentas a tus vecinos sobre esta acción para cuidar al ambiente. 

Es que ya el solo mensaje que envía ver un panel solar funcionando en tu casa influye en tu sombra, haciéndola más amplia. (De hecho, existen estudios que demuestran que usar energía limpia en los hogares incentiva a otros residentes cercanos a imitar este buen hábito).

En otras palabras, en vez de incentivar sólo acciones individuales, tu sombra climática llama a inspirar a que otros sean más sustentables, sea algo que buscas a propósito como si no. 

El problema con la huella de carbono

Las calculadoras de huella de carbono, por su propia naturaleza, resaltan las acciones individuales e ignoran la responsabilidad de las grandes industrias como el rol que juegan los gobiernos en regularlas. 

Greenpeace Indonesia celebra un Festival de Verano 2.0 sostenible que utiliza energía 100% renovable en el lado del área de la central eléctrica de carbón Celukan Bawang del 23 al 25 de agosto de 2019.

De hecho, una de las críticas que se le hace a esta herramienta es que fue cooptada por las compañías de petróleo para redireccionar la culpa y la atención bien lejos de ellas mismas y ponerla sobre los consumidores

Otro de los aspectos controversiales es su forma de medir la huella. No tienen en cuenta que hay quienes tienen una mayor huella de carbono porque tienen pocas opciones entre las que elegir. Tal vez se conducen muchos kilómetros porque no hay servicios públicos de transporte o tienen comidas que implican gran uso de recursos porque no hay variedad de vegetales disponibles en su zona.

Los yakartanos cruzan el distrito comercial de Sudirman en Yakarta.

Éste desequilibrio en el concepto es lo que molestó a Pattee. Entonces, la escritora entendió que, al final, “gran parte de nuestra huella de carbono se define por fuerzas que están fuera de nuestro control. Nosotros no definimos en cómo las ciudades se diseñan ni cómo funciona el transporte público. Ni siquiera controlamos en qué país nacemos”.

Se basa en esto para defender este nuevo concepto que incorpora y que resulta más preciso para reflejar el impacto más amplio que las personas tenemos en el entorno (desde cuánto reciclamos o si usamos tazas de café no biodegradables). 



Conoce tus opciones

Fuente: National Geographic

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Author: Meri Castro

Para frenar el cambio climático hay que pensar fuera de la caja

¿Qué acciones sencillas podemos hacer las personas comunes y corrientes para reducir nuestra huella de carbono? Es una pregunta que le hacen seguido al redactor y campañista inglés Jeremy Williams. 

Una multitud juega con un globo terráqueo en la marcha por el clima de Sydney.
Una multitud juega con un globo terráqueo en la marcha por el clima de Sydney.

En esta nota él se apresura a responder a este interrogante planteando otra pregunta: ¿Vamos a combatir al cambio climático con actos particulares o con acción colectiva? Y desafía, “a la crisis climática no podremos resolverla sólo desde lo personal, es lo que hacemos juntos lo que marca la diferencia”.

Las mejore soluciones pueden no ser las más sencillas

Además, aclara Williams, no deberíamos limitar nuestra imaginación a la pequeña escala. Hay que llevar la discusión más allá. Sólo así podremos revertir un sistema industrial que lleva 200 años acaparando cada aspecto del sistema económico y político. 

Teniendo esto en cuenta, las medidas que deberemos encarar no serán tan fáciles como uno quisiera. Pero para prevenir la catástrofe climática, dice Williams, mejor dejar la huella de carbono de las acciones singulares a un lado por un momento y enfocarse en los temas que cambian al sistema

Por ejemplo, votar por políticos que respalden la acción climática. Involucrarse con los representantes. Escribirle a las compañías a las que les damos nuestro dinero y presionarlas para que tengan metas ambientales más ambiciosas. Llevar tu activismo a tu lugar de trabajo, escuela, lugar de culto, gimnasio, banco, supermercado.

El tiempo es un bien preciado y escaso. Debemos poner la atención en esas acciones que harán la diferencia más grande

Hábitos, no acciones

Ahora sí, hablemos de las acciones personales. Aquellas que son la forma en la que vivimos nuestros valores y que son, en definitiva, las elecciones que moldean el cambio en nuestra comunidad. 

Williams propone dejar de hablar de “acciones”, que sugiere cosas que hacemos una sola vez. Y empezar a hablar de hábitos, palabra que resalta el enorme impacto acumulativo que tiene eso que repetimos a diario. 

En este sentido, el cambio de estilo de vida y el cambio del sistema no son excluyentes. Necesitamos de ambos. 

Variedad de comida vegetariana.

Elegir una opción vegana en un menú es una acción. Comer una dieta basada en plantas es un hábito. Considerando el consumo promedio del Reino Unido, al comer vegano durante dos años, se salva la vida de un cerdo, una oveja, 31 peces y 41 aves, además de toda la comida, agua y energía utilizada para su producción.

Ir en bicicleta al trabajo una vez es una acción. Convertirlo en un hábito genera diversos beneficios, como el ahorro de petróleo, dinero, contaminación del aire, emisiones de carbono y tráfico, todo de una vez.

Persona andando en bicicleta sobre ciclovía.

Así, incorporando algunos hábitos ecológicos se fortalece la confianza para escalar a acciones más ambiciosas, que son las que ayudarán a reducir las emisiones de carbono de manera más significativa. 

No olvidemos que cómo gastamos nuestro dinero envía señales a las empresas. Tomar responsabilidad por nuestra huella de carbono muestra solidaridad con aquellos que sufren los efectos del cambio climático ahora y en el futuro. 

Algunos ejemplos para tener en mente son y planificar en el mediano plazo pueden ser dejar de usar coche, volar menos, renovar la casa, invertir en un vehículo eléctrico, calefacción sostenible o paneles solares.

Pensar en aquello que no podemos hacer 

a mayoría de las veces, lo que hace progresar a las metas está en aquello que no podemos hacer. Sólo así se corren los límites y se generan avances. 

Toma como ejemplo querer ir en bicicleta al trabajo, pero la distancia es muy larga y no puedo pagar un bici eléctrica. Si nos planteamos qué necesitaría cambiar para que esto sea posible, empiezan a surgir soluciones posibles. 

Estas cosas que no podemos hacer son indicadores para iniciar campañas y lograr innovaciones

En conclusión, es tiempo de preguntar más allá de la reducción de la huella de carbono de mis acciones. Empecemos a plantear: ¿Qué cambio puede ser más influyente? ¿Hacia qué objetivos significativos puedo contribuir? ¿Qué tiene que cambiar y cómo puedo colaborar a lograrlo? 

Tenemos un mundo para transformar. A prepararse e invitar a esta misión a todas las personas que podamos ??.

Este artículo fue escrito por Jeremy Williams y apareció por primera vez en su blog, The Earthbound Report. Se republica aquí (con cambios menores) bajo una licencia Creative Commons. Las opiniones expresadas por terceros no necesariamente coinciden con las de Greenpeace.

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Author: Meri Castro