Más frecuentes, más intensos y más dañinos, así son los eventos climáticos extremos que son el signo de nuestro tiempo. Detrás de este escenario, el responsable definitivo es uno solo: el cambio climático provocado por la quema de carbón, petróleo y gas de las actividades humanas.

Así lo confirmó un nuevo estudio llevado a cabo por el World Weather Attribution (WWA) y Climate Central, dos grupos científicos especializados en determinar cómo el cambio climático influye en un evento extremo.
El equipo de trabajo contabilizó 219 grandes eventos extremos durante el último año. De esos, analizaron 29 y encontraron evidencia clara de la influencia del cambio climático en 26.
Las peores catástrofes climáticas de 2024
El peor fenómeno meteorológico del año pasado fueron las inundaciones de Sudán, Nigeria, Níger, Camerún y Chad, con al menos 2.000 personas muertas y millones de desplazados.

El segundo más dramático fue lo que ocurrió en Estados Unidos con el huracán Helene, que causó en septiembre 230 muertos en seis estados, convirtiéndose en uno de los más mortíferos de los últimos 50 años, sólo superado por el Katrina de 2005. Según un estudio de atribución del WWA, el cambio climático incrementó entre 200 y 500 veces la probabilidad de que se produjeran las altas temperaturas del mar que provocaron el huracán Helene y aumentó en un 10% sus devastadoras precipitaciones.

En tanto la DANA que afectó a varias provincias españolas resultó en 220 personas fallecidas solo en València. También en este caso, y según un rápido estudio de atribución del WWA, el cambio climático hizo un 12% más intensas y el doble de probables las lluvias que causaron las posteriores inundaciones.

Los investigadores de ambos grupos aclararon en su informe anual que si bien factores naturales como El Niño han podido tener cierta influencia, el cambio climático ha sido, sin duda, el responsable de un 2024 repleto de extremos.
Vivimos una era peligrosa
“Los efectos del calentamiento provocado por los combustibles fósiles nunca han sido tan claros ni devastadores como en 2024. Vivimos en una nueva era peligrosa», declaró la doctora Friederike Otto, directora del WWA y profesora titular de Ciencias del Clima en el Imperial College de Londres.
El peligro del que habla Otto no es metafórico sino tangible. Como hemos visto, tras cada evento climático extremo se produce la muerte de miles de personas mientras otras millones se ven forzadas a abandonar sus hogares. Todo lo cual genera un sufrimiento incesante.
Vale sumar que además de huracanes e inundaciones, otros eventos como las sequías también son más probables debido al cambio climático. WWA y Climate Central remarcan que la probabilidad de casos como el ocurrido en la Amazonía se han multiplicado por diez, mientras que las sequías agrícolas se han vuelto aproximadamente 30 veces más probables.
El costo económico de los eventos extremos en 2024


Durante el año pasado los eventos climáticos extremos en todo el mundo causaron pérdidas económicas por u$s 368 mil millones. De esta manera, cerró el noveno año consecutivo de pérdidas superiores a los u$s 300 mil millones. El dato se desprende del informe 2025 Climate and Catastrophe Insight, publicado por Aon plc, firma líder mundial en servicios profesionales.
La inmensidad del costo económico en daños que generaron las catástrofes naturales globales en 2024 podría servir para entender cuánto mejor sería invertir ese dinero en adaptación, mitigación y prevención que evite las pérdidas de vidas y de infraestructura.
De cara a un 2025 que será el más caluroso desde que se tienen registros y uno de los peores en cuanto a eventos extremos, tal cual anticipa el informe de WWA y Climate Central, es tiempo de exigir que los gobiernos tomen cartas en el asunto.

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Author: Meri Castro