Discurso de Greta Thunberg
Hace un año y medio, no hablaba con nadie a menos que realmente tuviera que hacerlo. Pero después encontré una razón para hablar. Desde entonces, he dado muchos discursos y aprendí que, cuando una habla en público, debe comenzar diciendo algo personal o emocional para capturar la atención de la gente. Decir cosas como “nuestra casa está en llamas”, “quiero que entres en pánico” o “¿cómo se atreven?”.
Pero hoy no haré eso. Porque esas frases son lo único en lo que se concentra la gente. Nadie recuerda los hechos, la razón por la que digo estas cosas en principio.
No tenemos tiempo para dejar afuera a la ciencia. Durante casi un año, he estado constantemente hablando sobre la rápida disminución de nuestro presupuesto de carbono, una y otra vez. Pero, ya que esto ha sido ignorado, seguiré repitiéndolo.
En el capítulo 2, página 108, el Reporte de los 1,5 grados que el IPCC publicó el año pasado dice que, para tener un 67% de chances de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados, al 1 de enero de 2018 teníamos un presupuesto de 420 gigatoneladas de dióxido de carbono restante para emitir a la atmósfera. Por supuesto, ese número es mucho menor hoy, ya que emitimos alrededor de 42 gigatoneladas de dióxido de carbono, incluyendo el uso de la tierra. Con los niveles actuales de emisiones, nuestro presupuesto se terminará en aproximadamente 8 años.
Esto significa que los países más ricos deben hacer su parte para reducir sus emisiones a cero mucho más rápido y, después, ayudar a los países más pobres a hacer lo mismo. Así, las personas en los países menos afortunados podrán aumentar sus estándares de vida.
Estos números no incluyen la mayoría de las retroalimentaciones, los puntos de inflexión no lineares o calentamiento adicional provocado por la contaminación atmosférica tóxica. No obstante, la mayoría de los modelos asumen que las generaciones futuras de alguna manera podrán extirpar del aire cientos de millones de toneladas de dióxido de carbono con tecnologías que hoy no existen en la escala requerida y que posiblemente nunca existirán.
Ese presupuesto de carbono que nos da el 67% de probabilidades [de mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5 grados centígrados] es el mejor escenario que plantea el IPCC.
¿Y por qué es tan importante mantenernos debajo de los 1,5 grados centígrados?
Porque, incluso con 1 grado centígrado, la gente está muriendo a causa de la crisis climática. Porque eso es lo que llama la ciencia en conjunto para evitar desestabilizar el clima y para que tengamos las mejores chances de evitar desatar reacciones en cadena irreversibles, como el derretimiento de los glaciares, del hielo polar y del permafrost ártico. Cada fracción de grado importa.
Así que aquí va otra vez. Este es mi mensaje.
Esto es lo que quiero que tomen en cuenta.
Así que, por favor, díganme, ¿cómo reaccionan a estos números sin sentir, aunque sea, algún nivel de pánico?
¿Cómo responden al hecho de que no se está haciendo prácticamente nada sin sentir el más mínimo enojo?
¿Y cómo comunican esto sin sonar alarmistas? Realmente quiero saber.
Desde el Acuerdo de París, los bancos del mundo han invertido 1,5 billones de dólares estadounidenses en combustibles fósiles. Cien compañías son responsables del 71% de las emisiones globales. Los países del G20 dan cuenta de casi el 80% de las emisiones, mientras que el 50% más pobre solo da cuenta del 10%. Sin duda, todos tenemos trabajo que hacer. Pero algunos más que otros.
Recientemente, algunos países ricos anunciaron que reducirán sus emisiones de gases de efecto invernadero en tal o cual porcentaje para esta o aquella fecha. O que se convertirán en carbono neutrales en tantos años.
A primera vista, esto puede sonar impresionante. Pero, a pesar de que las intenciones sean buenas, esto no es liderazgo. Esto no es liderar. Es engañoso. Porque la mayoría de estas promesas no incluyen aviación, transporte marítimo, importaciones y exportaciones de bienes y consumo. En cambio, sí incluyen la posibilidad de los países de compensar sus emisiones en alguna otra parte del mundo.
Estas promesas no incluyen la inmediata reducción anual que se requiere de los países ricos y que es necesaria para mantenernos dentro del presupuesto de carbono que nos queda. Emisiones cero al 2050 no significa nada si los altos niveles de emisiones continúan, incluso dentro de pocos años, ya que el presupuesto que nos queda se terminará.
Si no vemos el cuadro completo, no resolveremos la crisis. Esta COP debería centrarse en encontrar soluciones holísticas. Pero, en cambio, parece haberse convertido en una oportunidad para que los países negocien vacíos y que eviten aumentar su ambición.
Los países están encontrando formas astutas de esquivar la acción concreta. Como el conteo doble de la reducción de sus emisiones o trasladar sus emisiones a otras partes del mundo. Y, así, se retractan de sus promesas de aumento de ambición y se niegan a pagar por soluciones o a reparar daños.
Esto se tiene que terminar.
Lo que necesitamos es una drástica reducción de emisiones desde el origen.
Pero, por supuesto, solo reducir las emisiones no es suficiente. Nuestra producción de gases de efecto invernadero debe terminar.
Para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 1,5 grados, tenemos que mantener el carbono en la tierra.
Fijar fechas distantes y decir cosas que dan la impresión de que se está tomando acción genera un daño mayor, ya que los cambios que se requieren no están siquiera a la vista. Las políticas que necesitamos no existen hoy, a pesar de lo que puedas escuchar de los líderes del mundo.
Y todavía creo que el peligro mayor no está en la acción. El peligro real está cuando los políticos y los ejecutivos de las empresas dan la impresión de que se están tomando acciones reales cuando, de hecho, no se hace casi nada, excepto contabilidad astuta y relaciones públicas creativas.
He sido lo suficientemente afortunada como para viajar alrededor del mundo. Y en mi experiencia, la falta de consciencia es la misma en todas partes.
No hay sentido de urgencia en ninguna parte.
Nuestros líderes no se están comportando como si estuviéramos en una emergencia. En una emergencia, tú cambias tu comportamiento. Si hay un niño parado en el medio de una carretera y los autos vienen a toda velocidad, tú no miras hacia otro lado porque lo que ves es demasiado incómodo. Tú inmediatamente corres para rescatar a ese niño.
Y sin ese sentido de la urgencia, ¿cómo nosotros, el pueblo, podemos comprender que estamos ante una crisis real? Y si las personas no están completamente conscientes de lo que sucede, entonces no presionarán a quienes ocupan cargos de poder para que actúen.
Y sin esa presión de la gente, nuestros líderes podrán salirse con la suya, sin hacer nada, que es como estamos ahora.
En apenas tres semanas, entraremos en una nueva década. Una década que definirá nuestro futuro. Ahora, estamos desesperados por alguna señal de esperanza. Bien, yo les diré que hay esperanza. Yo la he visto. Pero no viene de los gobiernos ni de las corporaciones. Viene del pueblo. El pueblo que no estaba consciente, pero que ahora está empezando a despertar. Y una vez que despertemos, cambiaremos. Podemos cambiar. La gente está lista para el cambio. Y esa es la esperanza, porque tenemos democracia. La democracia está ocurriendo todo el tiempo, no solo en los días de elecciones, sino cada segundo de cada hora.
Es la opinión pública la que dirige el mundo libre. De hecho, todos los grandes cambios en la historia han venido del pueblo.
No tenemos que esperar. Podemos empezar el cambio ahora mismo.
Nosotros, el pueblo
Fuente: Cop25