Cierre de puntos limpios y disminución de hasta 40% a nivel industrial es el panorama de una actividad que iba en aumento, producto de cambios culturales y la nueva Ley de Reciclaje. Pero ya se están generando iniciativas para que no se retroceda en lo ganado.
El viernes pasado se lanzó #ReciclaEnCasa, una iniciativa surgida desde el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) y la Asociación Nacional de Recicladores de Chile para adaptarse a la pandemia, debido en gran parte, al cierre de las mayoría de los puntos limpios. “Desde entonces mi teléfono no ha parado de sonar”, cuenta Soledad Mella, presidenta de dicha asociación, y continúa: “He recibido unas 200 llamadas de vecinos que quieren inscribirse en el programa. Nunca pensamos que la gente necesitaría de manera tan urgente solucionar este tema”.
De hecho, desde esta entidad, indican que su actividad ha bajado cerca de 30% desde que comenzaron las medidas para evitar el contagio. Lo peor fue marzo y abril, antes de que el reciclaje de base entrara dentro de la categoría “servicios esenciales” y quienes trabajan en este rubro (cerca de 60.000 personas) lograran conseguir un salvoconducto especial por 15 días. “De todas formas, ha sido muy difícil, pero hemos tenido apoyo de varias empresas, con las que usualmente trabajamos”, dice Mella.
Con respecto al cierre de puntos limpios, la dirigenta aclara que no es algo que les afecte, porque ellos se dedican más a ir a las casas y empresas. “Pero debido a su cierre, nos hemos encontrado que mucha gente lleva dos o tres meses acumulando el reciclaje en sus hogares. Incluso, desde diciembre”, indica.
Por ejemplo, los 34 puntos que administra TriCiclos en Chile (13 en la Región Metropolitana), significan 1.000 toneladas de reciclaje al mes. Su importancia, es más educativa que de volumen, si se considera que en Chile se recicla un poco más del 4% a nivel domiciliario, según estimaciones del MMA.
Verónica de la Cerda, CEO de TriCiclos cuenta que en marzo, cuando comenzaron las restricciones por el Covid estaban en la encrucijada si cerrar o no los puntos limpios. “Finalmente lo hicimos, porque por un lado, hay muchos productos que influyen en el contagio, por ejemplo, que tienen restos de saliva. Y por el otro, porque hay que evitar las aglomeraciones”, dice Cerda, y agrega: “Otro servicio que teníamos era recolección en oficinas y empresas, pero como la gente no está yendo a trabajar, también tuvimos que detenerlo”.
Sin embargo, De la Cerda indica que hace unas semanas diseñaron un plan para reducir ambos riesgos, con áreas de sanitización, distanciamiento y una app para ayudar a controlar las personas que entran a los puntos limpios y para educar sobre cómo seleccionar productos en casa. “Pero llegó la cuarentena general a Santiago y decidimos aplazarlo, porque no queremos fomentar que la gente salga de sus casas. Como sea, si bien ha bajado la tasa de reciclaje, la pandemia está generando una serie de cuestionamientos sobre nuestros hábitos diarios, lo que pueden traer varios cambios al respecto, sobre cómo se diseñan ciertos productos de consumo”, dice la CEO de TriCiclos.
Pero no solo las personas consumen. Las fábricas, empresas y grandes compañías también. Y aquí es donde entra el reciclaje industrial, que posee actores que, muchas veces trabajan codo a codo con los recicladores de base. Más de 30 empresas que gestionan cerca de 4 millones de toneladas de reciclaje al año y con más de 11.000 empleados a su haber, se reúnen en la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR).
Según el gerente general de esta entidad, Alejandro Navech, hasta ahora han mantenido las empresas funcionando, pero una encuesta realizada a sus socios hace una semana, sobre cómo han variado sus operaciones desde mediados de marzo, reveló que el 83,4% cree que ha disminuido en hasta 40% la tasa de reciclaje (ver gráfico).
“Si no existe un cliente que quiera comprar los productos reciclados, se deberá dejar de atender a proveedores, provocando que todos los materiales usados que recibimos se vuelvan basura a vertederos y rellenos sanitarios”, indica Navech, añadiendo, además, que esto podría significar que “la tasa de reciclaje nacional volverá a niveles paupérrimos. La problemática del plástico será aún más profunda, los aceites usados se botarán al alcantarillado y los neumáticos volverán a ocupar predios y ríos”.
Fuente: La tercera