*Mientras en Inglaterra se aprestan a iniciar la reintroducción del castor
europeo (Castor fiber) con la esperanza de ayudar a esos ecosistemas en la
adaptación al cambio climático, en la Patagonia la invasión del castor
americano (Castor canadensis) ha significado siete décadas de destrucción
de bosques y pérdida de biodiversidad.*
Recientemente, la agrupación National Trust, encargada de la protección del
patrimonio ambiental del Reino Unido, anunció la decisión de liberar
castores europeos (*Castor fiber*) en el sur de Inglaterra. La medida busca
aprovechar los beneficios ecosistémicos que esta especie podría generar,
como reducir la contaminación e incrementar poblaciones de peces y anfibios.
El castor europeo fue exterminado de suelo británico por la acción humana
hace 400 años, ya que eran cazados por el interés en su piel, su carne y
sus glándulas. Pero un equipo científico se propuso estudiar los efectos
que podría tener la reintroducción de la especie, luego de descubrir a dos
parejas en un río en Devon. Desde 2013, comenzaron a monitorear la
actividad de estos roedores, registrando las modificaciones en los cursos
de agua causadas por la construcción de diques y la creación de embalses.
Durante ese tiempo, la comunidad de castores creció, modificando
drásticamente el paisaje al construir 13 presas, que generaron una serie de
estanques y lagunas donde antes había un pequeño arroyo, fortaleciendo la
vida silvestre.
Producto de esta experiencia y las conclusiones del estudio
<onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/esp.4398>, el gobierno
británico seleccionó dos puntos en los cuales se liberarán ejemplares,
estimando que esta acción podría contribuir a hacer los paisajes más
resistentes al cambio climático y a las inclemencias extremas que conlleva.
*Situación en Chile *
La realidad en el extremo sur del continente americano es totalmente
opuesta. “El castor es un roedor que, en forma natural, habita
exclusivamente en el hemisferio norte. Actualmente existen dos
especies: *Castor
fiber* que se encuentra en regiones de Europa y Asia, y *Castor canadensis*
cuyo hábitat natural es Norteamérica”, explica Jonathan Lara, veterinario y
asistente técnico del Proyecto GEF Castor.
La mayor población de *Castor canadensis* fuera de su hábitat natural
existe en la Patagonia chileno-argentina, donde fue introducido
artificialmente en 1946 con la expectativa de generar una industria
peletera. “La actividad económica no prosperó, pero sí aumentó la población
los castores que ante la ausencia de predadores naturales se reprodujeron
sin control”, explica Felipe Guerra, coordinador nacional del Proyecto. De
las diez parejas iniciales, hoy se estima que la población supera los 100
mil ejemplares, que han colonizado la mayoría de los cauces de la isla de
Tierra del Fuego, provocando una devastadora destrucción.
“Los ecosistemas de la Patagonia no están adaptados a la invasión del
castor: los bosques de *Nothofagus* no sobreviven ante la inundación
causada por las lagunas que construyen los castores”, explica Guerra.
Lengas, coigües y ñirres mueren y, junto con ello, dejan de ser refugio de
especies de flora y fauna nativa.
En su medio ambiente nativo en Norteamérica, el castor modela los
ecosistemas asociados a ríos, al alimentarse selectivamente de determinadas
especies vegetales, incrementando la riqueza herbácea y creando comunidades
de plantas muy distintas. En las regiones subantárticas, en cambio, el
castor reduce el dosel arbóreo en un rango de hasta 30 metros de ribera de
río, modificando la composición de la riqueza vegetal al permitir que se
asienten plantas exóticas
<www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0006320705004246>.
Mientras los árboles del hemisferio norte pueden rebrotar tras ser cortados
por el castor, las especies de la Patagonia no tienen esa capacidad.
Si bien por largo tiempo se pensó que el daño del castor podría ser
contenido gracias a la condición insular de Tierra del Fuego, la enorme
capacidad de adaptación de este roedor demostró que las barreras naturales
no eran impedimento para su expansión. Se estima que en la década de 1960
logró cruzar el Estrecho de Magallanes, por lo que hoy es posible
encontrarlo en el extremo sur del continente. De no ser controlado, podría
expandirse hasta la Región del Maule en Chile y la provincia de Neuquén en
Argentina.
“Algo similar sucede con el coipo, pero de manera inversa. En nuestra
región es un animal nativo, que vive en armonía con el ecosistema, pero en
Europa fue introducido y es considerado una de las EEI más perjudiciales”,
señala Jonathan Lara. El coipo fuera de su hábitat natural, como en el sur
de Francia, representa una amenaza para grandes extensiones de cultivos
<elcierredigital.com/factor-ambiental/404782168/coipo-especie-argentina-invade-cataluna-espana.html>
.
*Especies y escenarios distintos*
La experiencia vivida en la Patagonia donde el castor se transformó en una
especie exótica invasora demuestra los desafíos de mantener los equilibrios
naturales ante cualquier perturbación. *En Europa, en cambio, se aprestan a
reintroducir al castor europeo, en un medio ambiente al cual perteneció
anteriormente, tratándose, por lo tanto, de una especie nativa que
evolucionó en dichos ecosistemas*. En Chile y Argentina el consenso
científico es rotundo respecto a que la introducción del castor americano
provoca enormes perjuicios que deben ser enfrentados con una estrategia
clara y que involucre a una gran cantidad de instituciones y actores en
ambos países.
“Hablamos de dos especies distintas, en contextos ecológicos y geográficos
distintos, pero con un objetivo en común: la conservación de la
biodiversidad nativa. Esto implica acciones distintas, por una parte,
reintroducir la especie y, por otra, erradicar o controlar. Es necesario
hacer esa distinción y saber que según el escenario las especies no se
comportan de igual manera”, finaliza Felipe Guerra.
El Proyecto GEF Castor es ejecutado por el Ministerio de Medio Ambiente y
financiado por el Global Enviroment Facility (GEF), a través de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO). En Argentina se ejecuta en paralelo un proyecto similar, en el marco
de los objetivos conjuntos de protección del Medio Ambiente del Sur de la
Patagonia.
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