¿Qué es el Acuerdo de París?

FB_IMG_1514382059622[1]En diciembre de 2015, prácticamente todos los países del mundo —195 en total; Siria y Nicaragua son los únicos que no son parte— se sumaron al primer pacto global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que contribuyen a aumentar la temperatura global. Fue un logro diplomático histórico.

Los estudios científicos indican que si las emisiones de los gases de efecto invernadero continúan al paso actual, las temperaturas atmosféricas seguirán aumentando y podrían pasar el umbral de dos grados Celsius más respecto a la temperatura preindustrial. Eso significa que el mundo será más caliente, que los niveles del mar incrementarán, las tormentas e inundaciones serán más fuertes, al igual que las sequías, y que habrá escasez alimentaria y más condiciones extremas.


¿Qué hace el Acuerdo de París?


Con el pacto, todos los países que firmaron y lo han ratificado presentaron un plan individual para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y acordaron reunirse de manera regular para revisar el progreso e impulsar a los demás a que aumentaran sus esfuerzos.

A diferencia del tratado anterior (el Protocolo de Kioto), el Acuerdo de París no es vinculante; así, los países pueden cambiar sus planes según la situación interna. No hay multas por quedar por debajo de las metas declaradas. La expectativa era que las políticas y las metas fueran reforzadas con el tiempo por medio de la diplomacia y de la presión social.

Estados Unidos, durante el gobierno de Barack Obama, prometió recortar para 2025 los gases de efecto invernadero en 26 a 28 por ciento en comparación a los niveles de 2005, así como repartir, para 2020, tres mil millones de dólares en ayuda para que los países menos desarrollados puedan reducir su dependencia de los combustibles fósiles. (Hasta la fecha ha repartido mil millones de dólares).

China prometió que para 2030 obtendría una quinta parte de su electricidad con fuentes libres de carbón e India que reduciría su intensidad de carbono, o la cantidad de emisiones de CO2 por unidad de actividad económica.

Aunque las promesas actuales no prevendrían que las temperaturas aumenten menos de dos grados Celsius sobre el nivel preindustrial –el umbral considerado altamente peligroso– hay evidencia de que la diplomacia suave del Acuerdo de París ha movilizado a algunos países a tomar acciones más completas. Un estudio del Instituto de Investigaciones Grantham halló que la existencia misma del acuerdo ya había llevado a decenas de países a emitir leyes para la utilización de energías limpias.

Fuente: The new York Times


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