En territorio chileno. La última pérdida en el área fue en 1998: desaparecieron más de 1.000 km2.
El 28 de febrero pasado la plataforma Wilkins, una masa de hielo flotante en el sudoeste de la Antártica, lucía apacible. En menos de 24 horas sobrevino el derrumbe; una masa de hielo de unos cien metros de profundidad se fracturó separándose de la placa central; 600 km2 de hielo quedaron flotando a la deriva.
No es primera vez que los científicos registran el fenómeno, a más de mil kilómetros al sur de la base Presidente Frei y a 70º latitud sur. En 1998, en cosa de meses, más de mil kilómetros se desprendieron. El problema es que esas sendas masas de hielo demoran siglos, inclusive milenios, en formarse, por lo que las probabilidades de recuperación son nulas, explica Andrés Rivera, glaciólogo del Centro de Estudios Científicos, CECS.
Rivera es uno de los científicos de la red internacional que registró el evento. Dice que éste es un fenómeno “anormal” y que es imposible predecir qué va a pasar ahora: si continuarán los desprendimientos o no. (El registro fotográfico en www.nsidc.com)
Los científicos apuntan a un culpable de la fragmentación: el rápido cambio de temperatura en la zona, que llega a 0,5º C por década en el último siglo.
“Se producen grietas que desestabilizan la masa de hielo”, dice el glaciólogo. El pronóstico no es bueno. Si se desprenden los 13 mil km2 de la plataforma, otros 16 km2 de glaciares que alimentan a Wilkins quedarán expuestos a la orilla del mar.
Fuente: www.elmercurio.cl
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