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Enemigos del medio ambiente

Discos y toallitas desmaquillantes, enemigos del medio ambienteDESMAQUILLANTES LIMPIEZA FACIAL NATURAL TOALLITAS |
Seguramente nunca te habías puesto a pensar en la cantidad de contaminación que producen tanto los discos como las toallitas desmaquillantes que usas a diario.

El problema principal es que la mayoría de las personas los arrojan a la taza del baño y éstos terminan en los mares, interfiriendo con la cadena alimenticia de los animales marinos y con el tiempo, terminan en nuestras mesas.

Imagínate la cantidad de personas que se desmaquillan a diario con cualquiera de éstos dos productos. Es una situación alarmante a la que debemos de ponerle un alto.

Además, se ha comprobado que las toallitas desmaquillantes a pesar de ser muy prácticas no son las más adecuadas para desmaquillarse, pues su función se limita a retirar el maquillaje pero no limpian el rostro, por el contrario, lo ensucian más, haciendo que los tratamientos o cremas que se usen después no tengan el mismo resultado al no poder ser absorbidos por la piel. Causa un “efecto mica” obstruyendo los poros con sus ingredientes, además de que se han reportado casos de gran irritación en pieles sensibles o con tendencia al acné.

Existe una forma más noble de desmaquillarte cuidando el medio ambiente: adquiriendo productos NO desechables, como toallitas y discos de te tela que puedes usar y rehusar muchas veces.

Y si el medio ambiente y la limpieza de tu piel no son motivos suficientes, piensa en el dinero que estarás ahorrando.

En promedio un paquete de discos con 100 piezas dura aproximadamente 2 meses, pensando que utilizas dos discos para retirar un maquillaje diario de oficina no muy cargado pero tampoco tan natural. Al año son 6 bolsas de $50 cada una y en total, 600 discos que terminan en la naturaleza y $300 fuera de tu bolsillo. Los discos de tela duran hasta 3 años (o más, dependiendo del cuidado), y dependiendo de en dónde los consigas, su precio varía desde los $250.


!Tenemos que tomar conciencia en el consumo que realizamos a diario y la cantidad de residuos que generamos!

Fuente: Diario futrono

Contaminación acústica

La preocupación por conocer los niveles de contaminación acústica submarina en decibeles ha ido en aumento en los últimos años y el Doctor en acústica y académico del Instituto de Acústica de la Universidad Austral de Chile (UACh), Alfio Yori, desde el 2016 viene realizando medición, evaluación y registro del ruido submarino antropogénico en nuestros océanos. “Lo más importante de esta línea de investigación es que proyectos que no consideraban la contaminación por ruido bajo el agua, lo estén haciendo, e identifiquen como receptores a proteger a la fauna del sector, sujetos de conservación tales como delfines, ballenas, pingüinos, entre otras especies” explicó Yori.

Doctor en acústica advierte urgencia de medir ruido subacuático para proteger fauna marina

La contaminación acústica aérea y de origen antropogénico lleva décadas siendo evaluada a través de normas y decretos, con el propósito de regular las emisiones de ruido producidas por el ser humano, tanto en ambientes comunitarios como laborales.  Todo esto, con el fin de proteger específicamente la salud laboral y bienestar de las personas, sin embargo, el impacto del ruido en la fauna marina no había sido considerado.

Para el académico del Instituto de acústica de la U. Austral de Chile, el tema es preocupante y lo ha llevado a investigar mucho sobre los mamíferos marinos y en especial los cetáceos. “Los mamíferos marinos son especialmente sensibles al ruido debido a que poseen un sistema auditivo similar al del ser humano. Pero a diferencia de los humanos, el ruido en los mamíferos marinos puede provocar cambios de comportamiento de diferentes magnitudes y también provocar un enmascaramiento que no les permite la detección de sonidos importantes para ellos”, señala.

Asimismo Alfio Yori plantea que si se piensa que uno de los sentidos más desarrollados y a través del cual se comunican y navegan los mamíferos marinos es el auditivo, quiere decir que “para efectos de quienes viven bajo el agua, sus oídos son como los ojos para el ser humano. Si nosotros aceptamos eso, le vamos a dar importancia al tema del ruido como contaminante, porque es como si los dejáramos ciegos bajo el agua. Si bien no se ha podido demostrar,  muchos casos de varamiento de estos cetáceos ha coincidido con pruebas entre comillas ruidosas. Podría ser que estos animales después del impacto sonoro queden afectados por este gran nivel de ruido y pierdan orientación, e incluso que se les generen burbujas de aire dentro de sus órganos lo que provoca finalmente su muerte”.

Ruido bajo el agua
La primera propuesta en relación al tema – en el 2015- tenía como objetivo medir el nivel de ruido que provoca la acción humana en los ríos de Valdivia y bajo el rotulo de  “Evaluación del ruido antropogénico subacuático en el estuario del Río Valdivia” evaluaba las fuentes sonoras a través de un método de registro de campo, que consistió en recorrer el río registrando los niveles de ruido presentes. Para ello implementó un sistema de medición que consta de un kayak, hidrófono y micrófono sobre boya transportadora, más un software de análisis de datos.

“La primera conclusión es que sí tenemos fuentes de ruido de consideración bajo el agua. Es muy llamativo porque si tú caminas por el borde del río y pasan las embarcaciones, desde fuera se percibe muy poco ruido, es solo un motor a combustión con un tubo de escape, pero debajo del agua es increíble como aumenta el nivel de ruido, no porque el agua lo amplifique, sino porque el barco es más ruidoso debajo, que sobre el agua. Ahí me pude dar cuenta que el ambiente sonoro que encontramos debajo del agua no tiene ninguna relación con el ambiente sonoro sobre el agua”, explicó el académico de la U. Austral.

Lo que este Doctor en acústica detectó es que el nivel de ruido que hay debajo del agua es totalmente distinto y va a afectar a seres diferentes de los que hay sobre el agua, con diversas sensibilidades al ruido, por lo tanto, “nos dimos cuenta que las metodologías de las mediciones que hacemos sobre el agua, no son válidas bajo el agua y que debemos investigar más el tema”.


Fuentes de mayor ruido

Según los estudios de Yori , las fuentes de mayor ruido son las embarcaciones, y cuanto más grandes son más ruidosas. “En realidad mientras mayor es la potencia del motor y, a medida que aumenta la velocidad va aumentando el ruido. Por eso es súper importante que en zonas donde hay especies protegidas como el Santuario de la Naturaleza, se debería regular la velocidad de las naves. Las embarcaciones son mucho más ruidosas que las fuentes de ruido que se ubican en la ribera del río fuera del agua.

“Hay algo interesante entre las embarcaciones de motor eléctrico y las de combustión que encontramos en nuestros ríos. Las embarcaciones eléctricas son menos ruidosas durante la navegación, no así durante las maniobras de atraque en el muelle”.


Sin legislación en contaminación acústica subacuática

“Una mirada muy antropocéntrica es la que existe en cuanto a cómo el ruido afecta solo al ser humano”, esa es la conclusión a la que llegó el investigador de la U. Austral Alfio Yori, para luego preguntarse “¿Qué pasa bajo el agua?, y qué pasa con los seres vivos que hay bajo el agua”.

“He leído e investigado bastante y en ciertos países se hacen estudios, pero básicamente quedan dentro del ámbito académico, científico y no se ha generado una normativa internacional respecto de la protección de los seres vivos producto de la contaminación acústica bajo el agua. Lo que hay son algunas recomendaciones, por ejemplo, de la marina irlandesa, pero no llega más allá de eso y en Chile menos, no ha habido ningún trabajo publicado y por eso creo que mi proyecto es el primer trabajo que aborda la contaminación acústica bajo el agua”, señala el Doctor en acústica.

A fines del 2018,  el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) conformó una mesa técnica de trabajo dirigida a abordar el problema de la contaminación acústica subacuática en Chile y la protección de la fauna marina.  De esta forma, los proyectos que ingresen al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA) y, que potencialmente puedan producir un impacto acústico en el medio ambiente submarino, deberán demostrar la existencia o no de estos impactos y entregar las medidas de mitigación contempladas en sus proyectos, de ser necesarias.
“Esta iniciativa del MMA ya está generando frutos, ya que algunas consultoras ligadas a nuevos proyectos ingresados al SEA, están considerando la contaminación acústica submarina y evaluando los futuros impactos de ésta sobre el entorno marino” señala el Dr. Yori.

Es así como diversas consultoras han solicitado al académico de Acústica UACh la realización de líneas de base de ruido submarino de proyectos que están siendo presentados al SEA. “El estudio de línea de base consiste en medir el nivel de ruido ambiente que existe en un lugar antes de implementar un proyecto nuevo. También, en caso de que existan fuentes de ruido previas al proyecto, caracterizarlas acústicamente. Estos datos son necesarios para determinar el área de influencia que tendrá el proyecto, en cuanto a el ruido submarino, y su impacto sobre la fauna marina” señala el académico.

Estas líneas de base se han realizado en la región de Magallanes y de la Antártica Chilena en puntos ubicados a varias horas de navegación desde las ciudades de Punta Arenas y Puerto Natales.  “Lo importante aquí es que proyectos que no consideraban la contaminación por ruido bajo el agua, lo estén haciendo, y estén identificando como receptores a proteger a la fauna del sector, sujetos de conservación tales como delfines, ballenas, pingüinos, entre otras especies” agrega Alfio Yori.

Fuente: El Mostrador

Mayor caída de contaminación observada en Europa

El desplome del dióxido de nitrógeno por las medidas de reclusión en España, Francia e Italia es patente desde el espacio.

Cambio en la concentración de dióxido de nitrógeno en la península Ibérica entre el 14 y el 25 de marzo.

Una de las pocas cosas buenas que está dejando la pandemia de coronavirus a los habitantes de las ciudades españolas es un cielo azul y limpio como no se recordaba desde hace años. Es el efecto de las restricciones al movimiento por la pandemia que, ahora es patente desde el espacio.

Las imágenes tomadas a más de 800 kilómetros de la superficie terrestre por el satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) Sentinel 5 durante los últimos días muestran un drástico descenso de la contaminación en buena parte de Europa.

Las imágenes del satélite muestran la concentración de dióxido de nitrógeno en Europa del 14 al 25 de marzo comparada con la media de marzo del año anterior. La caída a nivel visual es espectacular en Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia. Lo mismo sucede en París o Lyon, en Francia, y Roma, Milán y Nápoles, en Italia.

Concentración de dióxido de nitrógeno en Francia durante 10 días.

La principal fuente de las altas concentraciones de este gas es el uso de combustibles fósiles en el transporte, la industria y la calefacción. Este gas aumenta el riesgo de sufrir enfermedades respiratorias y reduce la inmunidad ante infecciones pulmonares. Además aumenta la concentración de ozono troposférico, un gas de efecto invernadero que fomenta el calentamiento del planeta.

“Nunca habíamos visto algo así en Europa”, confiesa Claus Zehner, jefe de la misión Copérnico Sentinel 5-P. El satélite que ha hecho las observaciones se lanzó en 2017 y comenzó operar en abril de 2018, pero antes había dispositivos similares capaces de medir las concentraciones de este gas contaminante. “Lo único comparable fue la drástica reducción que vimos en Pekín durante los Juegos Olímpicos de 2008, cuando las autoridades cerraron la ciudad al tráfico y pararon las centrales térmicas de carbón”, resalta.

Aunque las imágenes no permiten saber el valor exacto de la caída de la concentración de este gas, Zehner explica que aproximadamente está entre un 30% y un 40% de los valores medios. Su equipo está trabajando ya en concretar esas medidas.

El análisis lo han realizado investigadores del Real Instituto de Meteorología de Holanda (KNMI) en colaboración con la ESA. “Las concentraciones de este gas cambian de un día para otro debido a las condiciones meteorológicas, por eso no podíamos sacar conclusiones rápidamente”, explica Henk Eskes, de la institución holandesa, en un comunicado de la ESA. “Al combinar los datos acumulados en 10 días los efectos de la meteorología quedan atenuados y se empiezan a ver claros los efectos de las actividades humanas”.

Concentración de dióxido de nitrógeno sobre Italia antes y después del cierre del país.

En este caso los efectos del estado de alarma en España y las medidas equivalentes tomadas en Francia e Italia son patentes. Aún es pronto para saber el valor exacto de la reducción en emisiones de este gas contaminante, pues la caída de la concentración en la atmósfera no es exactamente equivalente a la caída en las emisiones humanas debido a la influencia de la meteorología. El equipo holandés va a emplear ahora modelos computacionales que determinarán la caída porcentual real.

Los investigadores también van a combinar los datos del satélite con los que se han tomado por estaciones meteorológicas terrestres, lo que permitirá conocer el efecto exacto de las medidas de reclusión en la reducción de gases de efecto invernadero, sobre todo disminuyendo las emisiones del transporte y la industria. “Ya hemos comenzado a estudiarlo pero aún nos llevará algún tiempo tener los resultados”, señala Eskes.

Fuente: El País

Niveles de contaminación disminuyen

En plena pandemia del coronavirus, nos encontramos con la paradoja de que los niveles de contaminación en el mundo se reducen drásticamente. Las medidas de confinamiento tomadas por los distintos Gobiernos internacionales han puesto de manifiesto una cruda realidad: la acción del hombre empobrece drásticamente nuestras condiciones de vida. Hace un par de semanas, la NASA publicaba una serie de imágenes que dieron la vuelta al mundo. En ellas podía verse cómo China, principal foco de contaminación mundial y país donde se sitúa el origen del COVID-19 había reducido los niveles de contaminación ambiental a niveles históricos desde que se parase la producción en las fábricas, se decretasen las cuarentenas y se prohibiese la libre circulación de ciudadanos.

NASA china

Unas imágenes a las que más tarde se sumó la ESA, Agencia Espacial Europea, que puso de manifiesto la preocupante situación medioambiental en el continente y cómo, especialmente en el norte de Italia, los niveles de dióxido de carbono se habían empezado a reducir de manera significativa coincidiendo con el bloqueo nacional para frenar el coronavirus.

Aguas cristalinas en los canales de Venecia
Pero estas no son las únicas consecuencias que ha tenido la propagación del COVID-19 para el planeta. Aunque la especie humana sea la más afectada por la nueva cepa de coronavirus, donde el número de personas infectadas y el número de fallecimientos cada vez es más elevado, el resto de seres vivos que habitan el planeta también se están viendo afectados. Aunque en su caso, para bien.

La ciudad de Venecia, por ejemplo, que recibe cada año millones de visitantes de todo el mundo y cuyos canales y gondoleros son su seña más característica, es el claro ejemplo de ello. En la ciudad del noreste de Italia, la fauna ha vuelto a los canales. La falta de transeúntes y de circulación por sus aguas ha conseguido que las calles fluviales se encuentren más limpias que nunca. Desde que el Gobierno tomase medidas para frenar el avance del virus, las aguas se han tornado cristalinas, los peces se han multiplicado y los vecinos han llegado incluso a avistar desde sus balcones delfines y cisnes nadando por los canales. Una situación que se repite a lo largo y ancho del mundo, donde la naturaleza parece recobrar toda su fuerza y que ha hecho reflexionar a miles de personas, que han llegado a comparar al coronavirus como “la vacuna de la naturaleza contra la acción del hombre”.

venecia

Invitación a la reflexión
La contaminación es probablemente el principal problema al que nos enfrentamos los seres humanos. Ecologistas y ambientalistas de todo el mundo, investigadores y médicos, e incluso la OMS, alertan de que los niveles de contaminación ambiental son responsables de más de 7 millones de muertes anuales en todo el mundo y, además, provocan una reducción considerable de la esperanza de vida en la población. La cura contra la nueva enfermedad pronto podría llegar, pues se están dando muchos pasos para desarrollar una vacuna contra el COVID-19. Sin embargo, una vez se solucione la crisis, el mundo, el ser humano debería pararse a reflexionar para intentar aplicar modos y estilos de vida mucho más responsables con nuestro entorno y nuestro hogar, la Tierra.

Fuente: Hola.com

Reduce la contaminación del aire en España en un 64%

Una ’boina’ de contaminación cubre la ciudad de Barcelona.Las medidas decretadas para la lucha contra el coronavirus han reducido los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), uno de los principales responsables de la contaminación del aire, un 64 % de media en la principales ciudades españolas, con Barcelona a la cabeza, con una disminución del 83 %.

Así se refleja en un estudio realizado por investigadores del Centro de Tecnologías Físicas la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) tras analizar imágenes de satélite de la misión Sentinel-5P del programa Copernicus de la Agencia Espacial Europea (ESA) de los periodos de antes (10 al 14 de marzo) y después del confinamiento (15 al 20).

Según la investigación, esas concentraciones de NO2 han disminuido de media en España un 64 % tras las medidas decretadas por el estado de alarma contra el coronavirus, con descensos del 83 % en Barcelona, mientras que en Madrid, por ejemplo, ha bajado el 73 % y Valencia ha visto disminuir su contaminación ambiental en un 64 %.

Las imágenes de satélite han permitido comparar los periodos del 10 al 14 de marzo, antes de que se decretara el estado de alarma y se empezaran a adoptar medidas contra el coronavirus, y del 15 al 20, una vez ya implantadas.

A partir de estos datos, se han generado una serie de mapas que muestran las concentraciones de dióxido de nitrógeno en algunas de las principales ciudades españolas.

La investigadora del grupo Land and Atmosphere Remote Sensing (LARS-UPV) del Centro de Tecnologías Físicas de la UPV, Elena Sánchez-García, ha explicado que el dióxido de nitrógeno es un importante indicador de la calidad del aire.

“Altas concentraciones de este gas pueden afectar al sistema respiratorio y agravar ciertas patologías. Además, este gas está relacionado con la formación de lluvia ácida”, ha afirmado la experta.

Los óxidos de nitrógeno como el NO2 en el aire urbano tienen su origen en las reacciones de combustión a altas temperaturas que se producen principalmente en los vehículos motorizados, ha explicado Sánchez-García.

Ha agregado que el oxígeno y el nitrógeno se combinan dando lugar al óxido nítrico (NO) que posteriormente se oxida parcialmente y origina el dióxido de nitrógeno.

“Tal y como se ha comprobado en el caso de Wuhan (China), o el norte de Italia, nuestro estudio constata cómo las medidas de confinamiento y reducción de actividad económica se han traducido en una clara disminución de la contaminación atmosférica en todo el país”, ha añadido Elena Sánchez-García.

Además de Valencia, Madrid y Barcelona, el estudio recoge datos también de otras siete ciudades, entre ellas, Castellón, donde se ha más se han reducido los niveles de dióxido de nitrógeno, solo por detrás de Barcelona, con un 76 % de disminución, mientras que en Alicante, la reducción se cifra en un 68 %.

Aunque la variabilidad atmosférica a causa de los vientos y las precipitaciones puede afectar los números calculados para cada ciudad, el efecto de la actual situación de confinamiento es dominante, según la investigadora.

En concreto en Barcelona la concentración de NO2 ha pasado de 256 micromoles por metro cuadrado a 42, mientras que en Madrid ha bajado de 208 a 56, en Valencia de 114 a 42, en Castellón de 94 a 22 y en Alicante de 79 a 25.

Del resto de ciudades estudiadas, en Bilbao la contaminación, comparando uno y otro periodo, ha bajado un 66 % (al pasar de 85 a 29 micromoles por metro cuadrado de NO2); mientras que en Gijón lo ha hecho un 65 % (de 68 a 24); en Málaga, un 55 % (69 a 31); en Zaragoza, un 52 % (89 a 43); y en Sevilla, un 36 % (de 53 a 33).

Este trabajo se enmarca dentro de la investigación llevada a cabo por el grupo LARS-UPV de la UPV, en la que participan los investigadores Elena Sánchez-García, Itziar Irakulis Loitxate y Luis Guanter.

Su trabajo se centra especialmente en el desarrollo de técnicas de teledetección para la monitorización global de emisiones de gases a la atmósfera.

Fuente: El periodico