Una mancha de cinco kilómetros de largo que contiene principalmente diésel es una de las consecuencias más nefastas del naufragio en un lugar de reproducción y alimentación de tres especies de aves marinas.
Para este año se estima que casi 30 mil personas -principalmente extrajeros- visitarán la Antártica. Un destino turístico cada vez más apetecido y que reúne año a año decenas de cruceros que navegan en estas aguas gélidas en busca de los prístinos paisajes glaciares. Pero son justamente estas embarcaciones y accidentes como el ocurrido con el crucero Explorer el viernes pasado lo que pone en riesgo ecosistemas tan únicos y frágiles como los que existen en la Antártica.
Luego de tres días de investigación, un grupo de científicos del Instituto Antártico Chileno, de la Gobernación Marítima de Punta Arenas y de Conama XII Región, constataron in situ el afloramiento de una mancha de hidrocarburo compuesta principalmente por diésel, de cinco kilometros de largo, con un potencial riesgo ecológico en la zona.
PELIGRO AMBIENTAL
“Siempre hay un peligro ambiental cuando se derrama combustible en el océano y más aún en una zona (Estrecho de Bradfield) donde existe una alta biodiversidad”, dice Verónica Vallejos, jefa del Departamento Científico de Inach, que viajó a la lugar del derrame. La labor de contención del hidrocarburo también es más compleja en esta área, pues el barco se hundió a 1.500 metros de profundidad.
En el lugar, cuenta la científico, aún aflora el combustible y es precisamente este ascenso el que podría producir mayor daño, pues todos los organismos que viven bajo el agua, como peces y krill -principal alimento de las aves y mamíferos marinos de la Antártica- podrían toparse con el diésel que, a pesar de ser menos contaminante que el petróleo, es altamente tóxico.
La bióloga marina María José Roselló, ex investigadora de Inach, advierte que las zonas que bordean las Islas Shetland son lugares de reproducción y alimentación de tres especies de pingüinos: antártico, papúa y Adelia. Estas representan el 70% de todos los tipos de aves que existen en la Antártica.
“El peligro es que esta mancha de combustible entorpezca el viaje que realizan en esta fecha especies como el pingüino papúa hacia la Isla Ardley. Ahí se encuentra la mayor colonia reproductiva de estos pinguinos”, advierte la bióloga. Los expertos calculan que, en total, existen 2.500 ejemplares, entre pingüinos, lobos, focas y aves como el petrel, con potencial peligro en la zona.
Actualmente, buques de la Armada se encuentran realizando labores de dispersión de la mancha, ya que el diésel es altamente volátil, lo que facilita su degradación. “Confiamos, además, que bacterias estudiadas en aguas antárticas y con gran poder de degradación natural de los hidrocarburos actúen para disminuir el impacto”, dice Vallejos.
Fuente: www.latercera.cl