Hablemos del metano. La mayoría lo conoce por las emisiones asociadas al ganado vacuno (por ejemplo, las que derivan de sus flatulencias y eructos). Es que, de hecho, gran parte de la contaminación de este gas tiene que ver con la producción ganadera, en especial con la digestión de los animales y el estiércol.
Lo cierto es que la producción Industrial de carne y sus derivados lácteos está dejando una gran huella de destrucción en todo el planeta. Al mismo tiempo que contribuye en gran medida a la crisis climática debido a este tipo de emisiones.
En este sentido, la leyenda de la música y ex Beatle, Paul McCartney, hace años que difunde sobre este tema como parte de su compromiso como activista ambiental.
Bajar de manera drástica la producción y el consumo de este rubro, en especial en los países más ricos que son los que más consumen carne, y ponerle fin a las prácticas crueles y destructivas con el ambiente de esta industria es cada día más urgente.
El metano es uno de los gases de efecto invernadero del que menos se habla y al que tendríamos que prestar mucha más atención
El metano es uno de los gases de efecto invernadero más potentes. La concentración de este gas es casi 3 veces más alta hoy que lo que era en la etapa pre industrial, y su ritmo de emisión está creciendo como nunca antes.
Se lo considera 80 veces más peligroso que el dióxido de carbono (CO2 ). Es que si se toma un período de 20 años, calienta nuestro planeta más rápido que otros gases y genera más daño al clima.
A diferencia del dióxido de carbono que permanece en la atmósfera por siglos, la duración del metano es más corta. Esto significa que si dejamos de emitir este gas mañana, en 12 años desaparecerá del ambiente. Lamentablemente, estamos muy lejos de que eso ocurra.
La producción de alimentos, principal fuente de gas metano
El metano es producido durante la digestión de la vaca. Es decir, las plantas que son su alimento principal comienzan a desintegrarse en el estómago y es entonces cuando se genera este gas que luego sale en forma de eructos. Una vaca eructa cada 90 segundos, que es mucho.
También se genera metano donde hay mucha cantidad de excremento de cerdos, gallinas y vacas. Cuanto más animales se tiene en un lugar, más de estos desechos se acumulan. Basta pensar la escala de la industria de la carne a nivel global para deducir que su nivel de emisiones contaminantes es sustancial y que representa un gran problema para el clima.
Una victoria para los animales, las personas y el planeta
La producción global de carne y lácteos sigue aumentando, liderada por un pequeño número de grandes compañías. Reducir el consumo de este tipo de alimentos es dar un paso crucial para mitigar las emisiones relacionadas a esta industria y así ayudar a limitar el calentamiento global.
Sin dudas, la mejor manera de hacer recortar estas emisiones es bajar de manera significativa la cantidad de animales que son alimentados dentro de esta máquina industrial y transicionar hacia un mejor sistema para los animales, las personas y el planeta.
Dar una solución a las emisiones de metano puede disminuir el calentamiento y combatir así el cambio climático y sus catastróficas consecuencias. Para eso, las grandes empresas de la carne, los lácteos y el petróleo deben tomar cartas en el asunto.
No hay que olvidar que al bajar la generación de metano también se permite reducir progresivamente las emisiones de CO2, en particular las provenientes del uso de combustibles fósiles. De esta manera, se colabora en estabilizar el clima y hacer frente al caos climático.
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La nota fue escrita por Jonathan Findalen, Líder Creativo en Greenpeace Nórdico.
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Author: Meri Castro