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Avanzan obras de emisario submarino de Celulosa Nueva Aldea

El emisario submarino que construye la planta de Celulosa Nueva Aldea reposa en el fondo marino frente a la apacible costa de Mela, en Trehuaco, a la espera de que concluyan las obras restantes, de tal forma que los residuos industriales líquidos (riles) que ahora son enviados al Itata, sean en el futuro conducidos directamente al océano.

La construcción del ducto, que comienza en Nueva Aldea y tiene en total 52 kilómetros de extensión, debería finalizar a fines de este año, cuando concluyan las faenas en Coelemu y Trehuaco.

Los trabajos para hundir en el mar la pesada estructura de 2,5 kilómetros de extensión, se llevaron a cabo mediante complejas maniobras en las que participaron remolcadores y personal en tierra además de observadores aéreos.

Dada la magnitud de la faena, internar el emisario en las aguas, tomó más de 24 horas, donde la labor de los remolcadores fue vital para contener las fuertes corrientes hacia el norte.

La larga estructura, que se asienta en el fondo oceánico mediante pesadas bases de hormigón, fue inicialmente conducida unida a tuberías llenas de aire comprimido que lo mantuvieron a flote.

Posteriormente, se retiraron tales cañerías adicionales y el emisario pudo progresivamente asentarse en el fondo frente a la atenta mirada de los vecinos del lugar.

En el fondo marino, la correcta inmersión del emisario fue supervisada por buzos, dijo el gerente regional de Asuntos Públicos de Celco, Iván Chamorro.

El ejecutivo manifestó que el emisario tendrá un rol vital para la industria de celulosa, puesto que los residuos industriales serán enviados al mar donde se asegura una mejor dilución.

Aclaró que hasta el momento, los riles que produce la celulosa y que van hacia el río Itata tras tratamientos primarios, secundarios y terciarios no han generado mayores inconvenientes.

Varios Motivos

Son varios los motivos por los cuales se decidió construir el emisario submarino que va desde el complejo Nueva Aldea hasta la desembocadura en las costas de Trehuaco en la zona de Boca Itata.

Uno de ellos es impedir que las aguas del río Itata sean eventualmente contaminadas por las descargas de los riles industriales de la planta de celulosa.

Por otra parte y quizás una de las razones principales sería que de esa manera la empresa evitaría condicionar su producción a los flujos del río Itata, cauce sumamente inestable.

Así, la planta que está diseñada para producir más de 800 mil toneladas de celulosa al año, podría lograr tal meta de manera constante y no limitarse a los flujos ecológicos.

Fuente: La Discusión de Chillán