El domingo 10 de agosto pasado, el Parque O’Higgins, en Santiago, se transformó en el escenario de un encuentro inolvidable para grandes y pequeños. En el marco de nuestra campaña “¡Dile Sí a las ballenas!”, más de 300 personas participaron de una experiencia única para celebrar el Día de la Niñez y, al mismo tiempo, levantar la voz por la protección de esta especie.
El clima soleado acompañó un panorama para todas las edades con actividades gratuitas y educativas. La gran protagonista fue una ballena jorobada inflable de 17 metros de largo (¡su tamaño real!), que nos acompañó durante la mañana. Por la tarde, se sumaron dos corpóreos de ballenas inflables que llenaron de vida el parque y despertaron la curiosidad de niñas, niños y adultos.
Diversión y aprendizaje para compartir en familia
Las personas que se acercaron a nuestro stand pudieron disfrutar de talleres de origami y coloreado dedicados a los más pequeños. Además, realizamos dinámicas educativas sobre el mar y todos los que firmaron la petición en defensa de las ballenas recibieron premios sorpresa.
También hubo fila para vivir una experiencia diferente: subirse a uno de nuestros botes inflables con carteles de campaña y tomarse una foto como verdaderos activistas de Greenpeace.
Les damos las gracias a los donantes que se acercaron para retirar sus premios especiales y también a todos los que se sumaron a nuestro equipo durante la jornada. Con cada aporte seguiremos fortaleciendo el movimiento global por la protección de las ballenas.
Esta fue una oportunidad única para aprender, disfrutar y al mismo tiempo ser parte de una campaña a favor del océano y la fauna marina. La participación y la buena disposición de las familias marcaron el espíritu del encuentro, que combinó diversión, conocimiento y compromiso ambiental.
Más allá de los juegos y los premios, todos los asistentes se llevaron un mensaje clave: las ballenas enfrentan graves amenazas y es urgente proteger su hábitat.
Este evento fue solo una muestra de lo que podemos lograr juntos. La defensa de los océanos y sus especies necesita de la voz y la acción de personas comprometidas como tú.
El mar es un universo maravilloso y fascinante y, como tal, tiene habitantes increíbles. La prueba más contundente de esto es que sirve de hogar del cetáceo más grande y del más inteligente del planeta. En esta nota, y con el motivo de que cada 23 de julio se celebra su Día, te contamos más sobre ellos.
Desde 1986, cada 23 de julio se conmemora su día. La iniciativa fue impulsada por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de estos animales en el equilibrio del ecosistema marino y, de esa manera, evitar su caza, actividad que los llevó a estar cerca de su extinción.
Desde Greenpeace señalamos que la caza comercial llevó a la desaparición de tres millones de ballenas en el último siglo.
Nuestra organización está históricamente vinculada a esta causa porque fuimos un actor fundamental para lograr que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) decretara en 1982 una moratoria a la caza comercial de ballenas que entró en vigencia en 1986, prohibiendo desde entonces su caza.
Una de las primeras campañas de Greenpeace fue contra la caza comercial de ballenas, que había devastado a la especie y la había llevado al borde de la extinción durante la primera mitad del siglo XX.
A pesar de esta normativa, Japón, Islandia y Noruega continuaron con las capturas bajo la implementación de un falso programa científico, desafiando la normativa internacional y las crecientes protestas ecologistas.
Ballenas, los mamíferos más grandes y maravillosos del mundo
Las ballenas pertenecen a un grupo de mamíferos marinos conocidos como cetáceos. Es decir que sus crías se alimentan de leche materna. Existen dos tipos principales: las dentadas (como el cachalote) y las barbadas (como la ballena jorobada y la azul).
Una curiosa cría de ballena jorobada, de aproximadamente 2-3 días de edad.
Cachalotes en Sri Lanka
Se las considera como las “ingenieras” de los ecosistemas que habitan porque cumplen un rol central en su estructura y dinámica, ayudando a mantenerlos en equilibrio.
Gracias a su gran tamaño, y al tipo de presas que depredan, afectan el ciclo de nutrientes. Por ejemplo, almacenan grandes cantidades de carbono directamente en sus cuerpos, y a través de sus fecas (ricas en hierro, nitrógeno y otros nutrientes) pueden estimular el crecimiento de pequeñas algas conocidas como fitoplancton, que se transforman en alimento de miles de especies en el océano, como peces, aves y mamíferos marinos, incluídas las ballenas.
Como explican desde el Instituto de Conservación de Ballenas, “Estos eventos de fertilización también pueden facilitar la mitigación de los impactos negativos del cambio climático. La cantidad de hierro contenido en las fecas de las ballenas puede llegar a ser 10 millones de veces mayor que el nivel de hierro en el ambiente marino, desencadenando importantes florecimientos de fitoplancton, que a su vez secuestran miles de toneladas de carbono de la atmósfera anualmente”.
La gran mayoría de las ballenas son migratorias, moviéndose desde sectores de alimentación a sectores de crianza.
Por todo esto, el estado de las poblaciones de ballenas actúa como indicador de la salud de su entorno en general,sirviendo para entregar alertas tempranas sobre posibles cambios en los ecosistemas.
Incluso al morir, sus enormes cuerpos que caen al fondo marino cumplen una función clave, convirtiéndose en la mayor y más nutritiva fuente de alimento, capaz de sostener una sucesión de conjuntos de animales grandes (que se conocen como macrofaunales) por varias décadas.
Sobre los delfines, los nadadores más inteligentes
Delfines giradores en Sri Lanka.
Los delfines son del mismo grupo de mamíferos cetáceos que las ballenas, sólo que pertenecen a la familia Delphinidae. Se trata de animales muy inteligentes que no dejan de sorprender a los científicos pues han mostrado capacidades de aprendizaje y cognición muy superiores a las de otras especies.
En la naturaleza, son nadadores elegantes y ágiles como pocos, además de ser muy veloces: pueden alcanzar más de 30 kilómetros por hora. Durante sus desplazamientos salen a menudo a la superficie del mar para respirar, haciéndolo una media de dos o tres veces por minuto.
Viajan en grupos sociales y se comunican entre sí por un complejo sistema de chirridos y silbidos que del mismo modo les sirve para ecolocalizar a sus presas. Pueden producir hasta 1.000 “ruidos de clic” por segundo. Estos sonidos viajan bajo el agua hasta que encuentran objetos, luego regresan a sus remitentes de delfines, revelando la ubicación, tamaño y forma de su objetivo.
Se encuentran en los océanos tropicales y otras aguas cálidas de todo el mundo. En el pasado, los delfines eran buscados por su carne y grasas. Hoy en día, la pesca del delfín se encuentra muy limitada pero siguen en peligro por la pesca comercial de otras especies como el atún, y pueden quedar mortalmente enredados en redes y otros equipos de pesca.
Además de la caza, ¿qué otros peligros acechan a las ballenas?
“Las ballenas corren diversos riesgos producto del impacto del cambio climático y del accionar humano. Los océanos están expuestos por la pesca intensiva, la búsqueda de hidrocarburos y la contaminación con materiales tóxicos, entre ellos, vertidos de petróleo, productos químicos, residuos plásticos e industriales, lo cual representa una amenaza para las ballenas y otras especies marinas”, explica Matías Arrigazzi, especialista en biodiversidad de Greenpeace Andino.
Al mismo tiempo, “La pesca intensiva no sólo provoca una disminución en la población de peces y crustáceos, sino que además reduce considerablemente la cantidad de alimento al que las ballenas pueden acceder. Por otro lado, otros riesgos que los cetáceos sufren son los choques con embarcaciones o enmallamientos que pueden provocar su muerte”, agrega Arrigazzi.
“A esto se le suma la contaminación acústicaproducto de actividades como la exploración sísmica, lo que impacta directamente en el comportamiento y la salud de las ballenas para comunicarse, alimentarse y habitar los océanos”.
Greenpeace, décadas trabajando por la defensa de las ballenas
El trabajo de nuestra organización fue fundamental para frenar la matanza de ballenas. En alta mar, hemos puesto nuestros cuerpos, gomones y barcos entre los arpones de los cazadores y estos mamíferos marinos.
Inflable del barco MY Esperanza de Greenpeace muestra una pancarta de “Gortons”, corporaciones patrocinadoras de la caza de ballenas, junto a una ballena minke muerta mientras es trasladada por el Kyo Maru No. 1.
Greenpeace protesta contra los balleneros.
También, participamos en forma activa de los debates en los organismos internacionales y nos manifestamos pacíficamente ante las embajadas y los gobiernos de países balleneros para que suspendan la cacería de manera definitiva.
Hoy celebramos su día contigo porque sabemos que juntos podremos seguir trabajando para proteger a esta especie única.
¿Qué más se puede hacer para proteger a las ballenas y los delfines?
Para que las ballenas, los mamíferos marinos más grandes que existen, los delfines -y toda la vida marina en su conjunto- estén a salvo, necesitamos océanos saludables.
Por eso, ante este panorama crítico desde Greenpeace resaltamos que es necesario avanzar con políticas locales y acuerdos globales que permitan proteger los océanos.
También luchamos para que el Tratado Global de Plásticos se haga realidad y permita abordar la contaminación por plásticos a nivel mundial, regulando su producción, consumo y gestión de residuos a lo largo de todo su ciclo de vida. Considerando que este tipo de contaminación es uno de los grandes problemas de los océanos, ya que se calcula que ocho millones de toneladas de plástico entran al océano cada año, según afirmó el oceanógrafo Simon Van Gennig (PhD) al diario Clarín.
Asimismo, destacamos lo importante de luchar contra el crisis climática y de biodiversidad para cuidar las poblaciones de estos mamíferos y el bienestar de sus siguientes generaciones.
Un nuevo estudio científico confirma que entre el 1 de mayo de 2024 y el 1 de mayo de 2025 -periodo que marcó el año más caluroso de la Tierra jamás registrado– casi la mitad de la población mundial (4.000 millones de personas) sufrió al menos un mes más de calor extremo debido al cambio climático.
Dicho de otra manera, el cambio climático ha duplicado el número de días de calor extremo en todo el mundo en ese marco temporal. Así lo confirmó el informe más reciente de World Weather Attribution, Climate Central y el Centro del Clima de la Cruz Roja que traduce en datos duros y comprobados uno de los efectos de vivir en un mundo que está cada vez más caliente.
Entre los casos analizados en Latinoamérica se encuentran Argentina, donde el cambio climático añadió 22 días de calor extremode un total de 55. Sin el cambio climático inducido por el hombre, una persona media en el país habría experimentado sólo 33 de esos días.
En tanto el caso de México es aún más agudo: experimentó 82 días de calor extremo. Sin el cambio climático inducido por el hombre, la persona promedio en el país habría experimentado sólo 31 de esos días. Esto significa que el cambio climático añadió 51 días de calor extremo.
En este video, la periodista argentina especializada en ambiente, Laura Rocha, lo explica en detalle:
Los efectos invisibles de las ola de calor en la salud humana
“Las olas de calor no dejan un rastro de destrucción como los incendios forestales o las tormentas. Sus efectos son en su mayoría invisibles, pero silenciosamente devastadores: un cambio de solo 2 o 3 °C puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas”, advierte el Dr. Ben Clarke, investigador del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres.
En el estudio más reciente del que fue parte junto a científicos del Imperial College London y la London School of Hygiene & Tropical Medicine, se descubrió que la ola de calor que afectó a Europa entre el 23 de junio y el 2 de julio pasados provocó al menos 1.500 muertes adicionales atribuibles al cambio climático
El personal de Greenpeace monitorea la temperatura de la superficie en Roma, utilizando una cámara térmica.
Este trabajo muestra “lo peligroso que ya es el cambio climático con solo 1,3 °C de calentamiento. Sin embargo, podríamos alcanzar los 3 °C en este siglo, a menos que los países aceleren la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables. Esto provocaría olas de calor más intensas en Europa, causando más muertes y ejerciendo una mayor presión sobre los sistemas sanitarios”, apunta el Dr. Clarke.
El informe calculó que el uso de combustibles fósiles triplicó el número esperado de muertes. Milán, Barcelona, París, Londres y Roma fueron algunas de las ciudades más afectadas. La mayoría de las víctimas tenían más de 65 años. Estas cifras ya superan el número de muertes de desastres anteriores como las inundaciones de Valencia en 2024 o las de Alemania y Bélgica en 2021.
Los científicos advierten que el número de víctimas seguirá creciendo si el mundo no deja de quemar carbón, petróleo y gas.
El calor extremo ya tiene su propia fecha de calendario
Desde 2022 el 2 de mayo es el Día de Acción por el Calor (Heat Action Day en inglés), una jornada que busca generar conciencia sobre los efectos del calor extremo en las personas y el planeta, eventos que son cada vez más intensos, frecuentes y mortales. Liderado por las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja y socios , esta fecha busca movilizar a las ciudades, comunidades y organizaciones de todo el mundo para tomar medidas simples de prevención de enfermedades relacionadas al calor extremo.
Cada 3 de julio llega el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico. Esta es una fecha necesaria porque nos recuerda que estos elementos descartables que pasan por nuestras manos a diario no son inofensivos. La velocidad en la que se producen, consumen y descartan tiene una huella ambiental enorme y, para colmo, es responsable de generar cantidades exorbitantes de basura que ahoga a nuestro planeta.
Una mujer con bolsas de plástico como adorno para el cabello para visualizar la patética dependencia del plástico en la vida diaria de las personas.
El Día Internacional se da dentro de una propuesta más grande que es el mes de “Julio sin plástico“, una iniciativa que invita a todas las personas alrededor del mundo a reducir el consumo de productos plásticos de un solo uso.
En definitiva, ambos eventos ponen sobre la mesa un hecho indiscutible: el plástico no es biodegradable sino todo lo contrario, puede tardar cientos de años en descomponerse,por lo que, cuando se desecha, se acumula en el medio ambiente hasta alcanzar un punto crítico.
Entonces, como explican desde la ONU, la contaminación que genera termina por asfixiar a la fauna marina, deteriorar el suelo, envenenar las aguas subterráneas y causar graves consecuencias para la salud humana.
Además, la producción de plástico es uno de los procesos de fabricación más intensivos en energía del mundo. Este material se fabrica a partir de combustibles fósiles, como el petróleo crudo, que se transforman mediante calor y diversos aditivos en un polímero.
Nadie puede negar la practicidad que significó la llegada del plástico a la vida cotidiana. Sin embargo, muy pronto, nuestra cultura se volvió adicta a los objetos de un solo uso, que este material permite crear a muy bajo costo y comenzamos a habitar en un mundo de desechables y descartables.
Tanto es así que desde la década de 1950, investigadores estiman que la humanidad ha producido unos 9.200 millones de toneladas de plástico, de las cuales alrededor de 7.000 millones de toneladas se han convertido en residuos.
Es por esto que un simple cambio de hábitos puede marcar una diferencia. Así que hoy recordemos por qué reducir el uso de bolsas plásticas y optar por versiones reutilizables es la mejor manera de darle un respiro a nuestro querido (y dañado) ambiente.
Reducir el uso de bolsas plásticas: menos basura, menos emisiones
La buena noticia es que las bolsas plásticas son fáciles de reemplazar o rechazar y que, por cada una que se evita, se logra una gran victoria para todos.
Se puede optar por alternativas reutilizables como bolsas de tela, cestas o carritos de compra. También se pueden rechazar las bolsas de plástico cuando compres productos que puedas llevar en la mano o reutilizar las bolsas que ya tienes. Además, es importante evitar los productos con embalaje de plástico y optar por alternativas a granel.
Bolsas reutilizables de malla de algodón y frascos de vidrio.
Sistema de préstamo y reciclaje de vasos, Taiwan.
Por un lado, se utiliza menos materia prima virgen y combustibles fósiles, lo que redunda en menos daño a la naturaleza (por ejemplo, se prescinde de los combustibles fósiles que son usados para la fabricación de objetos de un solo uso en casi la totalidad de los casos).
Al mismo tiempo, ayudamos a que baje el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero asociado con su producción.
Por otro lado, reducimos la generación de basura y también de microplásticos (partículas pequeñas en las que se degradan los artículos y que pueden entrar al cuerpo a través de la inhalación y la absorción, y acumularse en los órganos).
El mundo está despertando al problema, y los gobiernos, la industria y otras partes interesadas están comenzando a actuar. Continuamos exigiendo un mundo sin contaminación plástica .
El mundo está despertando al problema, y los gobiernos, la industria y otras partes interesadas están comenzando a actuar. Continuamos exigiendo un mundo sin contaminación plástica .
El mar es un universo maravilloso y fascinante y, como tal, tiene habitantes increíbles. La prueba más contundente de esto es que sirve de hogar del cetáceo más grande y del más inteligente del planeta. En esta nota, y con el motivo de que cada 23 de julio se celebra su Día, te contamos más sobre ellos.
Desde 1986, cada 23 de julio se conmemora su día. La iniciativa fue impulsada por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de estos animales en el equilibrio del ecosistema marino y, de esa manera, evitar su caza, actividad que los llevó a estar cerca de su extinción.
Desde Greenpeace señalamos que la caza comercial llevó a la desaparición de tres millones de ballenas en el último siglo.
Nuestra organización está históricamente vinculada a esta causa porque fuimos un actor fundamental para lograr que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) decretara en 1982 una moratoria a la caza comercial de ballenas que entró en vigencia en 1986, prohibiendo desde entonces su caza.
Una de las primeras campañas de Greenpeace fue contra la caza comercial de ballenas, que había devastado a la especie y la había llevado al borde de la extinción durante la primera mitad del siglo XX.
A pesar de esta normativa, Japón, Islandia y Noruega continuaron con las capturas bajo la implementación de un falso programa científico, desafiando la normativa internacional y las crecientes protestas ecologistas.
Ballenas, los mamíferos más grandes y maravillosos del mundo
Las ballenas pertenecen a un grupo de mamíferos marinos conocidos como cetáceos. Es decir que sus crías se alimentan de leche materna. Existen dos tipos principales: las dentadas (como el cachalote) y las barbadas (como la ballena jorobada y la azul).
Una curiosa cría de ballena jorobada, de aproximadamente 2-3 días de edad.
Cachalotes en Sri Lanka
Se las considera como las “ingenieras” de los ecosistemas que habitan porque cumplen un rol central en su estructura y dinámica, ayudando a mantenerlos en equilibrio.
Gracias a su gran tamaño, y al tipo de presas que depredan, afectan el ciclo de nutrientes. Por ejemplo, almacenan grandes cantidades de carbono directamente en sus cuerpos, y a través de sus fecas (ricas en hierro, nitrógeno y otros nutrientes) pueden estimular el crecimiento de pequeñas algas conocidas como fitoplancton, que se transforman en alimento de miles de especies en el océano, como peces, aves y mamíferos marinos, incluídas las ballenas.
Te compartimos un capítulo de nuestra miniserie infantil en la que nuestra superheroína ayuda a las ballenas a luchar contra la contaminación acústica:
Como explican desde el Instituto de Conservación de Ballenas, “Estos eventos de fertilización también pueden facilitar la mitigación de los impactos negativos del cambio climático. La cantidad de hierro contenido en las fecas de las ballenas puede llegar a ser 10 millones de veces mayor que el nivel de hierro en el ambiente marino, desencadenando importantes florecimientos de fitoplancton, que a su vez secuestran miles de toneladas de carbono de la atmósfera anualmente”.
La gran mayoría de las ballenas son migratorias, moviéndose desde sectores de alimentación a sectores de crianza.
Por todo esto, el estado de las poblaciones de ballenas actúa como indicador de la salud de su entorno en general,sirviendo para entregar alertas tempranas sobre posibles cambios en los ecosistemas.
Incluso al morir, sus enormes cuerpos que caen al fondo marino cumplen una función clave, convirtiéndose en la mayor y más nutritiva fuente de alimento, capaz de sostener una sucesión de conjuntos de animales grandes (que se conocen como macrofaunales) por varias décadas.
Sobre los delfines, los nadadores más inteligentes
Delfines giradores en Sri Lanka.
Los delfines son del mismo grupo de mamíferos cetáceos que las ballenas, sólo que pertenecen a la familia Delphinidae. Se trata de animales muy inteligentes que no dejan de sorprender a los científicos pues han mostrado capacidades de aprendizaje y cognición muy superiores a las de otras especies.
En la naturaleza, son nadadores elegantes y ágiles como pocos, además de ser muy veloces: pueden alcanzar más de 30 kilómetros por hora. Durante sus desplazamientos salen a menudo a la superficie del mar para respirar, haciéndolo una media de dos o tres veces por minuto.
Viajan en grupos sociales y se comunican entre sí por un complejo sistema de chirridos y silbidos que del mismo modo les sirve para ecolocalizar a sus presas. Pueden producir hasta 1.000 “ruidos de clic” por segundo. Estos sonidos viajan bajo el agua hasta que encuentran objetos, luego regresan a sus remitentes de delfines, revelando la ubicación, tamaño y forma de su objetivo.
Se encuentran en los océanos tropicales y otras aguas cálidas de todo el mundo. En el pasado, los delfines eran buscados por su carne y grasas. Hoy en día, la pesca del delfín se encuentra muy limitada pero siguen en peligro por la pesca comercial de otras especies como el atún, y pueden quedar mortalmente enredados en redes y otros equipos de pesca.
Mirá el capítulo de Lina en el que ayuda a salvar a Fermín, el Delfín, de las garras de un monstruo muy peligroso :
Además de la caza, ¿qué otros peligros acechan a las ballenas?
“Las ballenas corren diversos riesgos producto del impacto del cambio climático y del accionar humano. Los océanos están expuestos por la pesca intensiva, la búsqueda de hidrocarburos y la contaminación con materiales tóxicos, entre ellos, vertidos de petróleo, productos químicos, residuos plásticos e industriales, lo cual representa una amenaza para las ballenas y otras especies marinas”, explica Matías Arrigazzi, especialista en biodiversidad de Greenpeace Andino.
Al mismo tiempo, “La pesca intensiva no sólo provoca una disminución en la población de peces y crustáceos, sino que además reduce considerablemente la cantidad de alimento al que las ballenas pueden acceder. Por otro lado, otros riesgos que los cetáceos sufren son los choques con embarcaciones o enmallamientos que pueden provocar su muerte”, agrega Arrigazzi.
“A esto se le suma la contaminación acústicaproducto de actividades como la exploración sísmica, lo que impacta directamente en el comportamiento y la salud de las ballenas para comunicarse, alimentarse y habitar los océanos”.
Greenpeace, décadas trabajando por la defensa de las ballenas
El trabajo de nuestra organización fue fundamental para frenar la matanza de ballenas. En alta mar, pusimos nuestros cuerpos, gomones y barcos entre los arpones de los cazadores y estos mamíferos marinos.
Inflable del barco MY Esperanza de Greenpeace muestra una pancarta de “Gortons”, corporaciones patrocinadoras de la caza de ballenas, junto a una ballena minke muerta mientras es trasladada por el Kyo Maru No. 1.
Greenpeace protesta contra los balleneros.
También, participamos en forma activa de los debates en los organismos internacionales y nos manifestamos pacíficamente ante las embajadas y los gobiernos de países balleneros para que suspendan la cacería de manera definitiva.
Hoy celebramos su día con vos porque sabemos que juntos podremos seguir trabajando para proteger a esta especie única.
¿Qué más se puede hacer para proteger a las ballenas y los delfines?
Para que las ballenas, los mamíferos marinos más grandes que existen, los delfines -y toda la vida marina en su conjunto- estén a salvo, necesitamos océanos saludables.
Por eso, ante este panorama crítico desde Greenpeace resaltamos que esnecesario avanzar con políticas locales y acuerdos globales que permitan proteger los océanos.
También luchamos para que el Tratado Global de Plásticos se haga realidad y permita abordar la contaminación por plásticos a nivel mundial, regulando su producción, consumo y gestión de residuos a lo largo de todo su ciclo de vida. Considerando que este tipo de contaminación es uno de los grandes problemas de los océanos, ya que se calcula que ocho millones de toneladas de plástico entran al océano cada año, según afirmó el oceanógrafo Simon Van Gennig (PhD) al diario Clarín.
Sofía Gómez, Influencer y Apneista en Colombia. “¡Tratado Global de plásticos ahora!”
Asimismo, destacamos lo importante de luchar contra el crisis climática y de biodiversidad para cuidar las poblaciones de estos mamíferos y el bienestar de sus siguientes generaciones.