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La protección que aún le debemos a nuestros océanos

Mortandad de salmones en el Fiordo Comau @ Alvaro Vidal Greenpeace

Por Estefanía González, subdirectora de Campañas de Greenpeace 

A comienzos de este año, el Senado chileno aprobó el Tratado Global de los Océanos de Naciones Unidas, lo que nos permitió convertirnos en el primer país en el mundo, junto a Palau, en ratificar este acuerdo, un hito enorme para la protección de la diversidad de nuestros océanos y que hasta el día de hoy nos enorgullece.

El continuo afán de crecimiento de las economías del mundo ha empujado a la extracción inescrupulosa de recursos de todos los territorios, y el marítimo no ha sido una excepción. La pesca industrial, la salmonicultura, la minería submarina, entre tantas otras, están degradando de forma acelerada nuestros océanos y la única posibilidad de sanarlos viene desde una adecuada protección.

Estefanía González, subdirectora de Campañas de Greenpeace , en la ONU por el Tratado Global de Océanos
© Stephanie Keith Greenpeace

Es precisamente ahí donde radica la importancia de este acuerdo, que permite proteger el 30% de los océanos del mundo para el año 2030, algo que la ciencia ha establecido como necesario para que los mares del mundo tengan la oportunidad de recuperarse.

Sin embargo, y pese al liderazgo de Chile para la protección de las aguas internacionales a través de este importante tratado, lo cierto es que poco o nada se está haciendo dentro de nuestro país para avanzar en la protección efectiva de los ecosistemas costeros. Me referiré a un asunto que se sigue promoviendo o permitiendo desde el Estado aún cuando está degradando los territorios: el fomento a la expansión de la salmonicultura.

Esta industria se ha posicionado como la segunda exportadora del país, creciendo año a año, tanto en producción como en ganancias. Pero su desarrollo no ha sido inocuo para los territorios, sino que ha dejado una estela de contaminación y degradación de fondos marinos y la biodiversidad en general.

Sin ir más lejos, en 2023 un relator especial sobre derechos humanos y medio ambiente de la ONU, David R. Boyd, visitó diversos lugares en el país, con el objetivo de documentar y conocer de primera fuente los principales conflictos medioambientales que enfrenta nuestro país. Al terminar su visita, aseguró haber sido testigo de las “flagrantes violaciones cometidas durante años a su derecho (de las comunidades) a vivir en un ambiente limpio, saludable y sostenible”, haciendo una especial mención a los daños ecológicos a ecosistemas ocasionados por la industria salmonera en los mares del sur del país.

Residuos de la industria salmonera en la Reserva Kawésqar Estero Cordova © Cristóbal Olivares

La industria salmonera una y otra vez nos ha mostrado la peor cara de la avaricia empresarial con sus ‘accidentes’, contaminaciones, mentiras, fraudes al fisco y la sobreproducción de especies, llevando a los ecosistemas donde se ha insertado al límite. Pese a ello, el Estado obvía sus faltas y no sólo no les impone sanciones, sino que las pocas veces que lo hace, luego las retira, como se ha visto en innumerables casos. Que el Ejecutivo, y el Estado en su conjunto, avale estas conductas, va directamente en contra del liderazgo internacional que Chile muestra en materia de océanos y contra los ejes programáticos de este mismo gobierno. 

Este 8 de junio conmemoramos el Día Mundial de los Océanos, una fecha creada para concientizar sobre su relevancia de estos ecosistemas sobre toda la vida en la Tierra, su rol en la regulación climática global, así como educar acerca de las amenazas que los afectan.

Reclamo de Greenpeace en la Patagonia Chilena © Martin Katz Greenpeace

En el marco de esto, reconocemos el liderazgo de Chile en su política exterior en materia de océanos, pero invitamos a las autoridades a mostrar consecuencia en el ámbito local, recuperando el rumbo en la materia y a comprometerse en serio con la defensa de nuestros ecosistemas costeros, especialmente en la Patagonia donde la industria salmonera está asfixiando al mar y toda su biodiversidad. 



Freno a la expansión salmonera 

Ya hay más de 1.300 proyectos salmoneros aprobados entre las regiones de Los Lagos y Magallanes ¡y van por más!


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Author: Prensa Chile

La falta de protección de los cursos de agua: la gran deuda de Chile con su naturaleza

Aunque los sistemas fluviales son los grandes responsables de la vida en los territorios, en Chile no existe un marco normativo que proteja a los ríos o las cuencas, lo que se presenta como una de las principales deudas de la política pública, mucho más grave  en un contexto de crisis climática.

El 14 de marzo se conmemora el Día Internacional de Acción de Los Ríos, y este día se presenta como una oportunidad para recordar que Chile tiene una deuda con la protección de estas fuentes de agua y sus cuencas. A modo de ejemplo, la segunda parte del informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, llamado ‘Cambio climático: Una amenaza para el bienestar de la humanidad y la salud del planeta’, dio cuenta del complejo escenario que enfrentan los ríos en Sudamérica.

En el caso particular de Chile, el estudio concluye que la sequía prolongada, el derretimiento acelerado de los glaciares y la inequidad en el acceso al agua, junto a las grandes desigualdades socioeconómicas, son argumentos suficientes para decretar que nuestro país es tremendamente vulnerable a la crisis climática. 

Es en ese contexto de cambio climático y pérdida de biodiversidad que la protección de ríos y cursos de agua se hace fundamental en el país. La geógrafa María Victoria Soto explica que la importancia de los ríos y cursos de agua radica en toda la red de la que son parte: las cuencas hidrográficas y los sistemas fluviales, que marcan la geografía del país al ser un territorio de montañas. 

“Como país andino, nosotros vivimos en cuencas y subcuencas de distintos tamaños, por lo tanto, los ríos en todo este sistema (pues no son sólo un segmento, sino que un sistema interconectado que comienza en los Andes y desemboca en el Pacífico) es fundamental para la supervivencia, mantención, desarrollo y el cuidado y la protección de  la vida en la superficie del planeta”, añade la geógrafa.

Por su parte, Silvana Espinosa, geógrafa y vocera de Greenpeace Chile, destaca la relevancia de estos cursos de agua para la vida en el planeta: “Es alrededor de ríos y espejos de agua que se desarrolla la vida. Parece obvio afirmar que las reservas de aguas continentales son cada vez menores y, por lo mismo, cada vez más preciadas y necesitadas”. Y agrega que ”los ríos y cursos de agua no sólo transportan este vital recurso en sus caudales, sino que también son reguladores del clima, cualidad que en nuestra realidad los hace doblemente importantes para las comunidades al permitir, generar y hacer más agradable la vida en sus cursos”.

Soto suma que son estos sistemas de drenaje los que “generan el paisaje, los recursos hídricos, los recursos del suelo y, mediante ellos, las fuentes alimenticias y los lugares donde las comunidades finalmente se asientan para vivir y producir”. 

Amenazas y protección

Según manifiesta Soto, las amenazas que enfrentan estos ecosistemas “están vinculadas, por un lado, con actividades productivas extractivas, como la minería, y, por otro lado, las prácticas agrícolas poco sustentables que también consumen mucha agua”, todas de origen antrópico y derivadas de intervenciones humanas que afectan notoriamente a los sistemas fluviales y a todas las comunidades que de ellos dependen. 

Espinosa pone de manifiesto que, aunque Chile vivió hace unos meses uno de los inviernos más lluviosos de los últimos años, no fue posible garantizar que esa agua fuese gestionada para asegurar un suministro futuro debido a la ineficacia del modelo nacional que se aplica en su gestión: “Nuestro sistema existe hace 30 años, por lo que no responde a la realidad de estrés hídrico de hoy, otorgándole derechos de explotación de agua a privados, quienes frecuentemente acaparan el recurso hídrico, en desmedro de la priorización de sus usos vitales”, afirma la vocera de Greenpeace. 

“Las instituciones deben cambiar el modelo y poner el foco en la defensa de este recurso, protegiendo el agua como un derecho para todas las personas y defendiendo los ecosistemas que permiten su reserva y suministro, como bosques, glaciares, ríos y humedales, entre otros”, dice Espinosa. 

Pese a la importancia de los ríos, en Chile no existe un marco regulatorio que los resguarde o proteja. De hecho, se estima que sólo un 1% de los más de 1.200 ríos existentes en el territorio, cuenta con algún grado de protección, gracias a estar inserto en algún área protegida. 

Existe una figura en la cual la Dirección General de Aguas fija caudales ecológicos, que resguarden la cantidad mínima del recurso en un cauce o cuerpo de agua, para mantener las condiciones adecuadas de la diversidad biológica de éste. Sin embargo, continúan existiendo diferentes problemas, principalmente asociados a la alta presión y demanda sobre el recurso hídrico, para que estos caudales cumplan con la función de resguardo. 

Del mismo modo, se espera que la ley SBAP (normativa promulgada en agosto pasado que creó el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas) también pueda proteger, rescatar y rehabilitar los diversos ecosistemas hidrobiológicos. Sin embargo, eso aún no ocurre.

“Es preocupante que en nuestro país aún no seamos capaces de proteger los ríos y cursos de agua que nos mantienen vivos”, alerta Silvana Espinosa. “Si consideramos que la minería tiene acaparadas gran parte de las aguas en su inicio (la Cordillera de los Andes) y la agricultura, luego, cubre largos tramos aguas abajo es muy poco lo que llega finalmente a las comunidades”, complementa.

La geógrafa y vocera de la organización ambientalista asegura que esta desprotección está secando, literalmente, ecosistemas riquísimos e importantes para las comunidades: “Sin ir más lejos, fue lo que pasó con la Laguna Aculeo, que quedó completamente seca el año 2018. Con las lluvias del año 2023 recuperó en parte su capacidad, pero hoy estamos siendo testigos nuevamente de su pérdida de agua. En paralelo, en el Ministerio de Medio Ambiente, hace un año existe una solicitud para que sea declarada humedal urbano, para brindarle herramientas que avancen en su protección, la que todavía no recibe respuesta”, subraya Espinosa.

La vocera de Greenpeace, además, reclama que a las instancias legales que ya existen, “hay que repensarlas. Hay que modificar el modelo de gestión del agua actual, porque no da para más. Los derechos de agua están sobre otorgados en todas las cuencas del país y , aún con las últimas modificaciones al código de aguas, el derecho humano al agua no está garantizado, como tampoco se resguardan los equilibrios de los ecosistemas que dependen del agua. Necesitamos contar con una gobernanza clara y respetada, considerando el escenario climático y los desafíos del país en la materia”, concluye.

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Author: Romanet Montoya

La Comisión del Océano Antártico vuelve a fracasar en acordar un plan para su protección

Santiago de Chile – La Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), no ha logrado encontrar un camino a seguir para proteger las aguas de la Antártida. La Comisión se reunió esta semana para una reunión especial entre sesiones regulares, sólo la tercera en los 41 años de historia de ´esta instancia, en un intento por romper el punto muerto en la creación de santuarios oceánicos antárticos.

La Comisión ha prometido crear una red de santuarios oceánicos en el Océano Austral, pero los intentos han sido bloqueados repetidamente por un pequeño número de miembros debido a que la Comisión confía en la toma de decisiones basada en el consenso. Esto permite que un solo estado miembro bloquee todo el progreso.

Chris Thorne de la campaña Protect the Oceans de Greenpeace dijo:

“Los miembros de la Comisión del Océano Antártico tuvieron la oportunidad esta semana de avanzar finalmente hacia la protección de la Antártida y hacer una contribución importante para proteger el 30% de los océanos para 2030. No lograron llegar a un consenso una vez más”.

“El sistema de toma de decisiones por consenso de la Comisión está fundamentalmente roto. Las decisiones en virtud del Tratado Global de los Océanos, que se adoptó esta semana en las Naciones Unidas, permiten votar las decisiones. Esto nos da esperanza, pero algo debe cambiar para que la Comisión cumpla con su responsabilidad de proteger el Océano Antártico.”

“Con menos de siete años hasta 2030, la ventana de tiempo que nos queda para actuar se está reduciendo. El Tratado Global de los Océanos permitirá la creación de santuarios oceánicos en alta mar y demuestra que la protección de los océanos es posible. Todos dependemos de océanos saludables. Los gobiernos deben ratificar el Tratado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en 2025 y proteger al menos el 30% de los océanos para 2030”.

La reunión no logró acordar una hoja de ruta para el progreso de los santuarios oceánicos antárticos, el objetivo original de esta reunión. Debido a la falta de voluntad de compromiso de dos miembros, la Comisión ni siquiera pudo comprometerse a establecer eventualmente una red de áreas marinas protegidas.

Greenpeace pide acciones urgentes, incluido un compromiso político de alto nivel para romper el estancamiento de larga data en la Comisión del Océano Antártico sobre santuarios oceánicos. Los gobiernos también deben ratificar urgentemente el Tratado Global de los Océanos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en 2025.

FIN.-

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Author: rholzman

Greenpeace: “Se logró un acuerdo histórico en la ONU por la protección de los océanos”

Ballena Franca Austral

Tras casi dos décadas de negociaciones, se ha acordado en las Naciones Unidas un histórico Tratado de la ONU sobre los Océanos. La organización ambientalista Greenpeace ha calificado a la creación del tratado como una victoria monumental para la protección de los océanos y una señal importante de que el multilateralismo aún funciona, en un mundo cada vez más dividido. El texto pasará ahora por un proceso de edición técnica y traducción, antes de ser adoptado oficialmente en otra sesión. 

Delfines Dusky vistos durante la expedición “Protect the Oceans” que viajó por el mundo para denunciar la industria pesquera y otras amenazas a los océanos del mundo

El acuerdo de este Tratado mantiene vivo el objetivo 30×30: proteger el 30% de los océanos del mundo para 2030. Proporciona una vía para crear zonas total o altamente protegidas en todos los océanos del mundo. Sigue habiendo defectos en el texto, y los gobiernos deben asegurarse de que el Tratado se ponga en práctica de forma eficaz y equitativa para que pueda considerarse un Tratado realmente ambicioso. 

Luisina Vueso en el tour del Arctic Sunrise denunciando las amenazas al Mar Argentino

Luisina Vueso, coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace Argentina,  mencionó: “Este es un hecho histórico para la conservación. Los gobiernos han dado un paso importante que fortalece la protección legal de dos terceras partes del océano y con ello de la biodiversidad marina. El acuerdo marca una ruta para establecer áreas de gran y plena protección en alta mar,  aumentar nuestra resistencia al cambio climático y salvaguardar las vidas y los medios de subsistencia de miles de millones de personas” 

Celebridades como el actor Pedro Alonso se sumaron a la campaña alrededor del mundo

“Ahora por fin podemos pasar de las palabras al cambio real en el mar. Los países deben adoptar formalmente el Tratado y ratificar lo antes posible para que entre en vigor, y luego crear los santuarios marinos totalmente protegidos que nuestro planeta necesita. El reloj sigue corriendo para cumplir el 30×30. Nos queda media década”.

Delegaciones de Greenpeace estuvieron presentes en las Naciones Unidas año tras año

Aunque el texto sigue planteando importantes problemas, se trata de un Tratado viable que constituye un punto de partida para proteger el 30% de los océanos del mundo. El reparto equitativo de los beneficios monetarios de los recursos genéticos marinos fue uno de los principales puntos de fricción. No se resolvió hasta el último día de negociaciones. La sección del Tratado sobre Áreas Marinas Protegidas elimina la toma de decisiones basada en el consenso, que ha fracasado a la hora de proteger los océanos a través de organismos regionales como la Comisión Antártica del Océano. 

Reclamos por la protección de los océanos en la sede de la ONU en Nueva York.

Vueso agregó: El objetivo 30×30, acordado en la COP15 sobre Biodiversidad, no podría alcanzarse sin este tratado histórico.  Es vital que los países lo ratifiquen urgentemente y comiencen a trabajar para crear vastos santuarios marinos totalmente protegidos que cubran el 30% de los océanos para 2030. Debemos aprovechar este impulso para alejar nuevas amenazas como la explotación minera de los fondos marinos y centrarnos en establecer medidas de protección” 

“Este tratado permitiría que zonas de gran riqueza, como por ejemplo el Agujero Azul que año a año es amenazado por cientos de flotas pesqueras, puedan ser potencialmente protegidas y ya no estén desreguladas. Parte de la depredación que se ve hoy específicamente allí, en el límite de la zona económica exclusiva argentina, requiere de soluciones que involucren la gobernanza internacional en aquellas zonas fuera de jurisdicción nacional. Hoy tenemos un tratado que permitiría proteger esta zona” 

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Author: Prensa Chile

Greenpeace logró la protección de 8 nuevos ecosistemas en el Océano Antártico pero la deuda con los santuarios marinos persiste

Pasó otro año y la Comisión del Océano Antártico (CCAMLR) no creó los prometidos santuarios marinos, otra vez. A pesar del abrumador apoyo de los gobiernos, no se logró consenso para proteger amplias áreas de la Península Antártica, Antártica Este y el Mar de Weddell. Así, la colonia de crianza de peces hielo más grande del mundo -donde hay 60.000 nidos aprox.- quedó sin protección alguna.

Detalle del fondo marino en la Isla Venga, Antártida.

A pesar de esto, hay que mirar el vaso medio lleno en el que Greenpeace tiene un gran mérito. Se nombraron 8 nuevos Ecosistemas Marinos Vulnerables, zonas de fondo marino antártico únicos de gran biodiversidad, donde desde ahora la pesca está prohibida. 

7 de estos sitios fueron documentados durante salidas de buceo hechas desde el barco de Greenpeace, Arctic Sunrise, y cubren 70 km2 en total. Su importancia radica en que la diversidad asombrosa de esponjas y corales que tienen en que son hogar de especies como pulpos y peces de hielo.  

La Dra Susanne Lockhart y John Hocevar, Director de la campaña Océanos de Greenpeace preaparándose para sumergirse en la isla Half Moon, Antártida.

La Dra. Susanne Lockhart, científica líder de la expedición de Greenpeace, dijo al respecto:

“Es preocupante que la Comisión no haya logrado el consenso. Sin embargo, la protección de estos 7 sitios propuestos por Greenpeace, y uno adicional, nos da esperanza. Porque así comunidades maduras no están amenazadas por las actividades de pesca en el fondo marino.”

Por su parte, la Dra. Laura Meller de la campaña Protege a los Océanos expresó estar contenta de haber conseguido protección para estos Ecosistemas Marinos Protegidos que son “pequeños universos que no se repiten en ningún otro lugar de la tierra”. 

Registro de una estrella pluma vista durante una inmersión en el Estrecho Bransfield, Antártida.

Meller aprovechó también para expresar que la Comisión falló al no poder tomar medidas en la medida en que lo necesitan los océanos y la crisis climática y remarcó que “billones de personas dependen de la salud de los océanos, que juegan un rol vital para pelear contra el colapso climático”.

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Author: Meri Castro