No obstante, reiteró, tal como lo hiciera la Presidenta Bachelet en Nueva York, que cualquier decisión al respecto “está en fase estudios” y supeditada a consideraciones en materia de seguridad, ambientales, entre otras. El Mostrador 26 de septiembre de 2007.
Por Carlos Alvarez
Una señal clave ante potenciales inversionistas del mercado chileno, incluidos del sector eléctrico, emitió la Presidenta Michelle Bachelet sobre la posibilidad de que Chile pueda incorporar en su matriz energética la energía nuclear en un futuro no demasiado lejano.
Al exponer ante empresarios norteamericanos en Nueva York, la mandataria dijo que el crecimiento económico de Chile está requiriendo el desarrollo de proyectos energéticos.
Como lo ha hecho en otras ocasiones, aclaró que una decisión de ese tipo deberá tener en consideración de elementos como que Chile es una país sísmico (lo que no implica desechar la posibilidad, sino que encarecer la inversión debido a las mayores medidas de seguridad) y, por supuesto, todas las restricciones ambientales y de seguridad que este tipo de instalaciones requiere.
“Si la economía sigue creciendo, vamos a necesitar más energíaâ€, señaló la gobernante -según consignó EFE- desde Estados Unidos, donde intervino en la 62ª Asamblea General de la ONU.
Lo más relevante fue que la jefa del Ejecutivo informó a los empresarios e inversores estadounidenses que su gobierno ya ha iniciado los contactos con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) ante esa posibilidad, agregó la agencia.
“Es una señal importante”, dijo a El Mostrador el ex director ejecutivo de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (Cchen), actual integrante del organigrama de la entidad en lo referido a materiales nucleares y representante ante la AIEA en la administración de Lagos, Gonzalo Torres.
El experto detalló que Chile, en cualquier circunstancia, debe mantener informada a la entidad internacional sobre sus actividades vinculadas el uso pacífico de la energía nuclear.
La AEIA es la agencia especializada de Naciones Unidas para la regulación y el control de las actividades de ese tipo en el mundo, lo que incluye la supervisión de las actividades relacionadas con fines bélicos y los de orden civil.
Chile tiene una relación constante con esta alta instancia. De hecho, ha suscrito una serie de reglamentaciones vinculadas al uso del recurso.
Sin embargo, el hecho que haya informado al organismo que está analizando su empleo para efectos de generación eléctrica resulta especialmente relevante.
Durante la presidencia de Ricardo Lagos, en 2005), se esbozó en algunas presentaciones al organismo la posibilidad de que Chile analizara el uso de la energía nuclear para generación eléctrica, lo que marcó un hito en este campo, pues en general la agenda temática se limitaba a compartir el consenso internacional existente en orden a condenar su uso no pacífico y sobre ciertos algunos elementos de investigación científica.
El programa de trabajo también incorpora algunas reglamentaciones clave, como por ejemplo en términos de seguridad.
En la actualidad, Chile es una de las naciones latinoamericanas que más energía importan, pues necesita adquirir en los mercados del petróleo, el gas y el carbón en torno al 70% de las necesidades de su industria y consumo domiciliario.
“Yo soy una científica (médico) y quiero basarme en razones para aceptar o rechazar” un programa nuclear, dijo Bachelet, al intervenir en Nueva York, insistiendo que a la hora de tomar una decisión evaluará también los riesgos sanitarios para la población.
Informe de la comisión de expertos
La señal de la Presidenta se produce a pocos días de recibir las conclusiones del informe que solicito a un grupo de expertos sobre el tema, el que le sería entregado durante la semana entrante.
Se ha adelantado que el documento no contiene una definición respecto de si debe instalarse una central nucleoeléctrica, sino que está enfocado a revisar las condiciones que requiere desarrollar si dicha alternativa se confirma.
En Chile, el tema ha sido motivo de una fuerte polémica con grupos ambientalistas, con los cuales la actual mandataria mantiene un compromiso de no desarrollar este tipo de energía durante su administración.
No obstante, es sabido que la autoridad sectorial del ámbito energético, la CNE, es abierta partidaria de, al menos, estudiarla con bastante seriedad.
La evaluación es que Chile debe tener una diversificación real de su matriz energética porque, con la escasez de gas argentino, ya quedó claro que la dependencia externa es una apuesta demasiado riesgosa.
Por otro lado, opciones como el carbón, el diesel e incluso la energía hidroeléctrica, aparte de sus elevados costos, imponen altos condicionamientos al país en términos ambientales.
Ecologistas han puesto el acento en los problemas que ha causado este tipo de energía en otros lugares del mundo (accidentes nucleares) y los problemas asociados a los desechos radioactivos de sus operaciones.
Fuente: www.terram.cl
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