Los océanos son un mundo tan extenso e inabarcable que muchas veces escapa a nuestra imaginación. Y aunque es cierto que hay mucho por descubrir aún sobre cómo es la vida en ellos, lo que ya sabemos debería ser motivo más que suficiente para cuidarlos.
Por ejemplo, en sus aguas viven 200.000 especies identificadas (se estima que pueden ser muchos cientos de miles más). A su vez, cooperan en materia de cambio climático al retener 30 por ciento del dióxido de carbono que producimos los humanos.
Solo con esto alcanza para deducir que de la salud de los océanos depende en gran medida la nuestra. Sin embargo, el afán de extraer petróleo y minerales de cualquier rincón (y a cualquier costo) hizo avanzar proyectos off shore que, al día de hoy, no se detienen.
Para alertar sobre esta situación, hace una semana activistas de Greenpeace México y Aotearoa (Nueva Zelanda) enfrentaron pacíficamente a un barco que realiza minería en fondos marinos en Manzanillo, México. Interceptaron a la embarcación en el puerto, cuando volvía del Pacífico.
Los activistas, que iban en kayaks, detuvieron al enorme barco levantando carteles en los que se leía: “Basta de Minería de alta mar”.
Por su parte, James Higa de Greenpeace Aotearoa, desde una pequeña embarcación envió por radio un mensaje de protesta al capitán del barco minero, Hidden Gem.
“Estamos acá porque la minería marina amenaza la salud de los océanos y pone en riesgo las vidas de personas y poblaciones que dependen de él. El océano es hogar de 50% de la vida en el planeta y no nos quedaremos a un costado mientras las empresas mineras saquean el suelo marino buscando más beneficios”, expresó Hita.
El “Joya escondida”, la nave taladro enviada por la minera canadiense The Metals Company, concluyó 8 semanas de exploración en las que estuvo haciendo pruebas en la Zona Clarion Clipperton, entre México y Hawaii.
Ésta es una de las embarcaciones más grandes de su tipo, y ya reportó haber dinamitado y levantado 3.000 toneladas de nódulos polimetálicos del lecho marino. El objetivo es hacerse con el cobalto, cobre, manganeso y níquel que se encuentra en el suelo. Esta prueba puede ser solo el puntapié inicial de la actividad minera a gran escala en el lugar.
Este tipo de actividad involucra enormes maquinarias que succionan los minerales desde suelo marino y los embarcan, dejando una columna de sedimentos suspendida en el agua. Desde la ciencia alertan que esa consecuencia puede ahogar a la vida subacuática y complicar más la crisis climática.
A la fecha, los gobiernos de Palau, Samoa, Fiji, Micronesia, Chile, y Nueva Zelanda han adhirieron a una moratoria para la minería marina. Por su lado, Alemania respalda una “pausa precautoria” y el presidente francés Macron ha llamado a una prohibición.
Aleira Lara, Directora de Campaña de Greenpeace México, también se expresó al respecto diciendo que: “No necesitamos una industria extractiva que solo empeorará la situación actual (crisis climática y pérdida de biodiversidad). Necesitamos que nuestro gobierno vea esta situación y tome posición al respecto.”
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Author: Meri Castro
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