Pese a que Corporación rechazó que minera Quiborax ampliara sus faenas en el Salar de Surire, la firma inició igual los trabajos, amparándose en un decreto supremo de 1978 que no garantiza los mínimos resguardos ambientales. Seremi de Minería encargó estudio jurídico para zanjar controversia.
Una delicada y anómala situación se vive en el monumento natural Salar de Surire, en la Región de Arica y Parinacota, hace una semana. Maquinaria de la minera Quiborax comenzó una exploración minera en su interior sin la autorización de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) poniendo en peligro uno de los cuatro sitios de nidificación de flamencos más importantes de Chile.
La información fue confirmada a La Nación por el director regional del organismo forestal, Jorge Torres, quien explicó que la firma utilizó el decreto supremo (DS) 116 de 1978 para realizar las faenas en pleno corazón del salar, pese a que el 28 de julio la Conaf les informó que dicho documento carecía de validez.
Quiborax hace décadas extrae material en la zona protegida gracias al citado decreto y a otro de 1989.
Sin embargo, para la Conaf la nueva exploración minera “es un proyecto totalmente nuevo” que no puede ampararse en las citada autorizaciones, una de los cuales se emitió antes de la subdivisión del Parque Nacional Lauca, que permitió la creación de la reserva Las Vicuñas y el monumento natural Salar de Surire.
Nidos en peligro
“Nuestra posición es que ese decreto es ineficaz hoy en día (el de 1978), por lo tanto, la empresa debería obtener -por un lado- un nuevo decreto presidencial para cumplir con la ley de minería, además de someterse al sistema de evaluación de impacto ambiental, por tratarse de un área silvestre protegida”, dijo el funcionario.
Torres explicó que en una primera instancia se negó la autorización para la extracción de ulexita (mineral que se utiliza para la elaboración de ácido bórico) porque el decreto de 1989 establecía que las explotaciones no podían estar a menos de 700 metros de los cursos de agua ni a menos de 3 mil metros de las zonas de nidificación. “Cuando nos presentan el polígono de explotación, éste se encontraba aledaño a los sitios de nidificiación. Les dijimos, en consecuencia, que no podían hacerla bajo ese decreto la explotación”, indicó el director regional, cuyos temores se confirmaron con los últimos reportes de los guardaparques que informaron que la maquinaria está hoy a mil metros de los nidos.
Sin embargo, la empresa arremetió y le señaló a la corporación que no se amparaban en el DS de 1989, sino que en el de 1978, que para Conaf es débil en términos ambientales, porque no establece restricciones, sólo plantea que la empresa deberá tomar las precauciones para no afectar la flora y fauna del lugar.
Como la firma no acató la resolución de la Conaf, Torres reportó la situación a las seremi de Agricultura (superior jerárquico del organismo) y a la de Minería para que tomarán cartas en el asunto, ya que Surire también es área de interés científico para la minería, condición que obliga a contar con una autorización presidencial para la extracción de minerales.
Evaluación legal
El seremi de Minería se reunió ayer con Quiborax para conocer su plan de manejo y recabar mayores antecedentes. En la Región de Arica y Parinacota reconocen que la situación a la que están enfrentados no es habitual, razón por la que ayer despacharon una serie de antecedentes para que se realice una evaluación jurídica del conflicto.
La empresa guarda silencio
En tanto, Quiborax, de capitales nacionales, fue contactada por este medio para obtener una declaración, pero hasta el cierre de esta edición no se pronunciaba sobre el tema. En su sitio web (www.quiborax.com) la minera destaca su preocupación por el medio ambiente del salar y da cuenta de un convenio con la Conaf para evaluar el impacto de sus operaciones en la zona. La información fue confirmada por el director regional de la corporación, Jorge Torres, quien señaló que existe “un estricto seguimiento de las variables ambientales en las explotaciones amparadas en el decreto de 1989, que establece que no se pueden realizar explotaciones cerca de los cursos de agua y de los sitios de nidificaciónâ€.
El funcionario aclaró que este protocolo no rige para las nuevas faenas, pero que de igual modo los guardaparques están siguiendo todos los movimientos de las maquinarias para evitar daño ambiental.
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